Conoce la historia y evolución de los sistemas de retención infantil en los automóviles desde sus inicios hasta la actualidad, poniendo énfasis en las mejoras en seguridad. Descubre cómo los ingenieros aeroespaciales y periodistas han contribuido a su desarrollo.

Hamacas colgadas del techo, cubos de hierro mortales y curiosos espacios reservados en la punta del auto fueron algunos de los inventos para que los chicos pudieran viajar sin la necesidad de ir a upa de los adultos.

A diferencia de los sistemas de retención infantil (SRI) actuales, que cuentan con diferentes refuerzos y arneses con cinco hasta puntos de sujeción, y son de uso obligatorio siempre que viaje un menor hasta 10 años de edad, antes la historia era otra.

Los primeros SRI fueron más buscados como accesorios de confort para los ocupantes adultos que como elementos de seguridad indispensables para niños.

Por eso vale la pena conocer cómo fue su evolución, en la que ingeniería aeroespacial cumplió un papel destacado.

Lull-A-Baby lanzó lo que entonces denominó la más segura y confortable cama colgante para el auto.

Uno de los grandes interrogantes desde que se inventó el automóvil fue dónde y cómo llevar a los niños.

Como cuenta el sitio Motorpasión las posibles soluciones fueron varias, aunque la primera se remonta a 1904. El asiento infantil desmontable fue creado por la norteamericana Waltham Mfg.

y se ofrecía como un 'opcional de lujo' del Orient Motor Buckboard, ya que costaba casi el 6 por ciento (25 euros) del valor total del auto (425 euros). Lo curioso era que se colocaba casi en la trompa del vehículo, lo que en caso de colisión representaba más un riesgo mortal que un objeto de protección.

En 1904 la norteamericana Waltham lanzó una cuna que se colocada en el extremo delantero del vehículo.

Lejos de cumplir un rol primordial para la seguridad, las sillitas eran utilizadas para mantener a los niños en su lugar, evitando distraer a los pasajeros mayores e incluso al conductor.

El resultado fue evidente: tasas de mortalidad infantil cada vez más altas por accidentes de tránsito.

A partir de los años 20 más compañías comenzaron a interiorizarse en el tema, sumando nuevos pero no tan efectivos inventos como asientos tipo hamaca, sillas plegables de hierro y redes colgantes del techo a las que marcas como Lull-A-Baby o Gordon Motors definían como: 'la cama para auto más segura y cómoda jamás fabricada' o 'la forma más segura para llevar a los niños según los médicos'. La evolución más efectiva fue lanzada en 1930, cuando 'Bunny Bear' lanzó las sillitas con ganchos de sujeción al asiento, pero la seguridad seguía siendo una idea secundaria.

El plus pasaba por lo lúdico, ya que tenía adosado un tablero de juguete con volante y palanca de cambios.

A partir de 1930 se lanzaron sillitas con ganchos que se fijaban en el respaldo del asiento.

Además tenían volante para que jueguen los niños.

La llegada del cinturón de seguridad de tres puntos en 1959 marcó no sólo un antes y un después en la seguridad de los ocupantes, también fue fundamental en el desarrollo de nuevos SRI. Pero el avance de las sillitas también fue marcado por mentes brillantes ajenas a la industria automotriz, como por ejemplo el periodismo o la ingeniería aeroespacial.

A principios de la década del 60, la periodista británica Jean Ames diseñó un asiento para niños con un sistema de sujeción de tres puntos en forma de 'Y'. También patentó un arnés de cinco correas con un pasador de liberación rápida, que vendió la empresa D.C. Morley Engineering con el nombre de 'Jeenay'. Para disminuir riesgos de lesión en casos colisión, en 1964 se descubrió que la manera más efectiva era colocar la silla mirando hacia atrás.

A su vez, en 1964 el profesor Bertil Aldman de la Universidad Chalmers (Suecia) fue quien se dio cuenta que las sillas debían colocarse mirando hacia atrás.

Esta idea surgió luego de ver un programa de televisión acerca de la carrera espacial de los Estados Unidos que mostraba que para resistir mejor las fuerzas de aceleración del cohete durante el lanzamiento, los astronautas iban acostados boca arriba.

Aldman aplicó este principio a las colisiones frontales.

En esta posición el cuello de un niño no se doblaría hacia adelante en relación a su cuerpo durante un accidente, y la fuerza se distribuiría de forma más uniforme por la espalda y la columna vertebral en desarrollo.

Investigaciones posteriores demostraron que este diseño también ofrecía protección contra impactos laterales.

Pese a que las pruebas de choque (en ese entonces no eran obligatorias) indicaban que Aldman tenía razón, se necesitó de tiempo para convencer a los usuarios que argumentaban que los niños sufrían mareos viajando en sentido contrario.

La era moderna En la década de los 70 llegaron los primeros estándares de seguridad para asientos infantiles que establecían por ley sus características, su posición ideal, y que los asientos debían estar anclados con los cinturones de seguridad del vehículo y contar con sistemas de retención propios para el niño.

Suecia fue el pionero en Europa, mientras que en los Estados Unidos Tennessee se convirtió en el primer estado promulgar en 1979 una ley sobre dispositivos de retención infantil en los automóviles.

En las décadas siguientes se sumaron estándares para los sistemas de anclaje y puntos de sujeción, garantizando que los asientos infantiles estén seguros y correctamente instalados.

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