El laboratorio del Hospital Enfermera Isabel Zendal en Madrid triplica el número de muestras analizadas, mejorando la respuesta ante crisis sanitarias.

La Comunidad de Madrid ha dado un importante paso en el fortalecimiento de su sistema de salud pública al triplicar el número de muestras de microbiología clínica que se analizan en el laboratorio regional, ubicado en el Hospital público Enfermera Isabel Zendal.

Este laboratorio, que comenzó a operar con nuevas instalaciones en 2021, ha mejorado notablemente su capacidad, pasando de analizar 3.057 pruebas en el primer semestre de 2019 a un total de 9.951 en el mismo periodo del presente año 2024. Este aumento excepcional no incluye las Encuestas de Vigilancia Epidemiológica, ni otros estudios adicionales solicitados por la Dirección General de Salud Publica.

La consejera de Sanidad, Fátima Matute, realizó una visita a estas instalaciones recientemente, donde enfatizó la importancia de contar con tecnología avanzada en el laboratorio.

Esta permite identificar microorganismos a un nivel de precisión inédito, analizando incluso la resistencia antimicrobiana, el perfil filogenético y los genes de virulencia de diversos patógenos.

Las infraestructuras del Hospital Enfermera Isabel Zendal están equipadas con herramientas de genómica predictiva, que vinculan el perfil genético de los microorganismos al desarrollo de enfermedades de interés público, abarcando tres áreas fundamentales: Microbiología de Aguas y Alimentos, Química y Microbiología Clínica, esta última dotada de un laboratorio de bioseguridad.

El laboratorio de Microbiología Clínica se ha constituido como un referente para el diagnóstico de enfermedades sospechosas como el sarampión, la rubéola y el síndrome de la rubéola congénita, formando parte del Plan de Eliminación de estas afecciones impulsado por el Gobierno autonómico.

Asimismo, juega un papel crucial en la confirmación y control de brotes epidémicos de Enfermedades de Declaración Obligatoria que pueden ser prevenibles mediante la vacunación, tales como la parotiditis y la tosferina.

El laboratorio también se destaca en el serotipado y monitoreo de la Enfermedad Neumocócica Invasora, y en la confirmación de gastroenteritis víricas e infecciones alimentarias, especialmente en entornos sensibles como residencias y centros sociosanitarios.

Por su parte, la Unidad de Microbiología de Aguas y Alimentos cumple un rol fundamental en la salud pública regional, realizando análisis oficiales de las aguas de consumo de la red de abastecimiento y de instalaciones de baño y piscinas.

Supervisan la calidad del agua mediante la detección de Legionella spp en torres de refrigeración, así como la presencia y recuento de microorganismos en los alimentos, riesgos que pueden provocar brotes de enfermedades.

Finalmente, la Unidad Química se encarga de llevar a cabo estudios sobre compuestos químicos en el agua y alimentos, investigando la presencia de residuos de medicamentos veterinarios y plaguicidas.

Esta iniciativa no solo es crucial para la seguridad alimentaria y la salud ambiental, sino que también establece un modelo a seguir para otras comunidades en la mejora de su infraestructura sanitaria, especialmente en tiempos de crisis.