Investigadores del Hospital 12 de Octubre de Madrid han descubierto por qué el Glioblastoma es más agresivo en hombres que en mujeres, revelando una nueva vía para un tratamiento más específico

En Madrid, la situación más desfavorable estaría implicada con la presencia de unas células del sistema inmunitario que provocan mayor inflamación y necrosis en el tumor.

Un grupo de científicos del Hospital 12 de Octubre, instalación pública de la Comunidad de Madrid, ha determinado la razón por la cual un tipo de tumor cerebral maligno, conocido como Glioblastoma, es más agresivo y conlleva a una menor supervivencia en hombres en comparación con mujeres.

La causa de esta disparidad radica en la necrosis o muerte de las células tumorales, lo que produce una reacción inflamatoria caracterizada por la infiltración de un tipo de célula del sistema inmunológico llamada célula mieloide supresora (MDSC), que en lugar de atacar a las células malignas, favorece su crecimiento.

Estas células serían más abundantes en los hombres debido a que, en su caso, la necrosis e inflamación generada por el tumor es más pronunciada.

Según la doctora Berta Segura, postdoctoral del Grupo de Investigación de Neuro-Oncología del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12, las diferencias en la incidencia y agresividad de los distintos tipos de cáncer entre hombres y mujeres son ampliamente reconocidas.

Sin embargo, aún no se ha logrado comprender la causa subyacente lo suficiente como para establecer tratamientos específicos para cada sexo.

El objetivo principal de este estudio era investigar los procesos tumorales que explican las disparidades en función del género en pacientes con Glioblastoma.

Se realizó un estudio retrospectivo con pacientes con este tipo de tumor cerebral, estratificados por sexo, analizando una cohorte de 73 tumores.

Los investigadores observaron que la generación de necrosis por parte del tumor desencadena la liberación de sustancias que activan la respuesta del sistema inmunitario.

En el caso de los hombres, la necrosis es más intensa, lo que genera un entorno más tóxico y una respuesta inflamatoria masiva y agresiva por parte de las células inmunitarias MDSC. Estas células, que suprimen la función de diferentes componentes del sistema inmunitario, en lugar de atacar al tumor, favorecen su crecimiento.

La falta de capacidad de los glioblastomas más agresivos en hombres para generar vasos sanguíneos tumorales funcionales es la causa de la necrosis tumoral.

La doctora Segura destaca que, sorprendentemente, hay un grupo de hombres que no presentan estas características tumorales y en ellos, este tumor cerebral es menos agresivo, similar a la agresividad observada en mujeres.

Los investigadores también evaluaron el efecto terapéutico del tratamiento con Bevacizumab en una cohorte retrospectiva de 36 tumores, divididos por sexo.

Este medicamento inhibe una molécula, llamada VEGFA, implicada en la formación de vasos sanguíneos en tumores.

Aunque el tratamiento no prolongó la supervivencia de los pacientes, mejoró su calidad de vida al reducir el déficit neurológico y la cefalea.

Por ello, actualmente se utiliza como tratamiento de segunda línea.

Sin embargo, al analizar la respuesta al tratamiento por género, se observó que los hombres con mayor necrosis y peor supervivencia fueron los que obtuvieron mayor beneficio del Bevacizumab.

Según el doctor Ricardo Gargini, otro de los autores del estudio, sería posible establecer biomarcadores moleculares basados en el nivel de necrosis e inflamación del tumor para predecir la respuesta a este tratamiento.

La doctora Segura plantea la apertura de un ensayo clínico para administrar Bevacizumab como tratamiento de primera línea junto con quimioterapia y radioterapia en pacientes con características tumorales específicas.

Asimismo, resalta la importancia de estratificar los ensayos clínicos considerando diferencias de género y otras características que influyen en la eficacia de los tratamientos.

En resumen, este estudio ha revelado una nueva vía para comprender y enfrentar el Glioblastoma, abriendo la puerta a tratamientos más específicos y efectivos en función de las características individuales de los pacientes.