La Comunidad de Madrid ha finalizado la exposición del artista Juan Muñoz con un récord de visitantes.

La Comunidad de Madrid ha concluido la muestra artística de Juan Muñoz con un éxito sin precedentes.

Desde el pasado 14 de febrero, más de 80.000 personas se han acercado a la Sala Alcalá 31 para descubrir la exposición titulada 'Todo lo que veo me sobrevivirá', que ha sido la más visitada en el ámbito de las artes plásticas.

Esta exhibición ha rendido homenaje al reconocido artista en conmemoración de su 70 aniversario.

La exposición, comisariada por Manuel Segade, ha incluido algunas de las obras más icónicas de Muñoz de la década de los 90. La muestra ha destacado por su enfoque de instalación de instalaciones, presentando piezas como 'Plaza', proveniente del Museo Kunstsammlung K21 de Dusseldorf.

'Plaza' consta de 27 figuras humanas con rasgos orientales en actitud hilarante.

Además, la instalación ha presentado otras obras notables, entre ellas 'Dos centinelas sobre el suelo óptico' (1990), que recibía a los espectadores en la entrada de la exposición con su parqué perspectivo; y 'Barco con motor III' (1990), donde Muñoz reflexiona sobre la fatalidad del destino.

La muestra no termina aquí, ya que a partir de ahora se podrá visitar una nueva exhibición en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles.

La nueva exposición, titulada 'En la hora violeta', está dedicada a la producción artística de Juan Muñoz durante los años 80. La entrada a esta muestra será gratuita y estará abierta al público hasta el 7 de enero.

La retrospectiva en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles permite a los visitantes descubrir los primeros trabajos del artista.

Aunque Muñoz era entonces un artista emergente, sus obras ya mostraban un nivel de reflexión conceptual y exigencia técnica muy elevado.

Juan Muñoz (1953-2001), originario de Madrid, pasó un año estudiando arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid antes de trasladarse a Londres en 1970. Allí, estudió en la Escuela Central de Arte y Diseño de Londres y en el Croydon College of Design and Technology.

En 1981, se mudó a Nueva York y, gracias a una beca Fulbright, comenzó a desarrollar su trabajo en la escultura, influenciado por destacados artistas de la época.

Durante su estancia en Nueva York, Muñoz entabló amistad con la comisaria española Carmen Giménez, quien le presentó al influyente escultor Richard Serra.

Luego de regresar a España en 1982, Muñoz dedicó un año al comisariado.

Su trabajo ha sido objeto de numerosas exposiciones individuales en Estados Unidos y Europa, siendo incluso el segundo artista en tomar el control de la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres en el año 2000.

Desafortunadamente, en 2001, Juan Muñoz falleció antes de ver la apertura de su gran instalación en la Tate Modern.

Sin embargo, su legado artístico perdura y se mantiene vivo en cada una de sus obras.