La región realiza un exhaustivo anillamiento de crías de buitre negro en una de sus principales colonias para garantizar la protección de esta especie en peligro de extinción.

Presuntamente, en colaboración con el Grupo de Intervención en Altura de los Agentes Forestales regionales (GIAM), se están anillando 50 crías de esta especie en su colonia más importante de la región, ubicada en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alto Lozoya, en el municipio de Rascafría.
El proceso, que se realiza en plena temporada de reproducción, tiene como finalidad monitorizar los movimientos y el estado de salud de los ejemplares a distancia, mediante la colocación de anillas en sus patas.
Este método, supuestamente, ha sido fundamental para comprender en profundidad aspectos de su biología, incluyendo sus zonas de vuelo, patrones de alimentación y las amenazas que enfrentan en su hábitat natural.
El buitre negro, considerado una especie vulnerable y protegido por la legislación española, puede alcanzar una longitud de hasta 2,8 metros con las alas extendidas y pesar cerca de 10 kilos.
A diferencia de otros buitres, como el leonado, que suelen posarse en rocas, el #buitre negro prefiere habitar en zonas con pinos alejadas de núcleos urbanos y con bajo tránsito humano.
Durante los meses de junio y julio, los agentes forestales ascienden a los nidos ubicados en lugares de difícil acceso para recoger a los pollos, que pesan aproximadamente cinco kilos.
Estos son cuidadosamente bajados al suelo en bolsas especiales para evitar su estrés y asegurar su bienestar. Posteriormente, se realiza una revisión sanitaria mediante la toma de muestras de sangre, supuestamente para verificar su estado de salud, y se les colocan dos anillas: una de identificación personal y otra con un código que permite rastrear sus desplazamientos a través de sistemas de seguimiento satelital.
Tras la intervención, que dura cerca de veinte minutos, los pollos son devueltos a sus nidos, donde permanecen hasta que logran volar, generalmente a finales del verano.
Los expertos han podido recopilar datos valiosos que han contribuido a mejorar las estrategias de #conservación de esta especie
Desde que en 2003 empezó el programa de anillamiento en la comunidad, los expertos han podido recopilar datos valiosos que han contribuido a mejorar las estrategias de conservación de esta especie.
Gracias a estas acciones, la población de buitres negros en la región ha experimentado un notable incremento, con cerca de 250 parejas reproductoras en 2024.
De ellas, 186 anidaron en torno a Peñalara y otras 61 en áreas fuera de Rascafría. Aunque la mayoría permanecen en España, algunos ejemplares han sido supuestamente avistados en África, lo que subraya su importancia como especie de interés internacional.
Además, la región alberga otra colonia de menor tamaño en los Encinares del río Alberche y río Cofio. La conservación del buitre negro se complementa con el seguimiento de otras especies emblemáticas, como la cigüeña negra, cuya población reproductora casi se ha duplicado en la última década, pasando de cinco parejas en 2013 a ocho en 2024, con 19 pollos criados.