La Comunidad de Madrid marca un hito al conseguir la reproducción de la cerceta pardilla, pato en peligro crítico de extinción, a través de un arduo proceso de conservación.

En un avance significativo para la conservación de la biodiversidad, la Comunidad de Madrid ha logrado la cría de dos ejemplares de la cerceta pardilla, un pato que se encuentra en peligro crítico de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Este logro es parte de los esfuerzos desplegados por la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, que, a través de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal, ha alcanzado por primera vez la reproducción de esta especie en la región.

Los ejemplares fueron criados durante cinco meses en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS), donde fueron incubados y cuidados hasta completar su desarrollo.

Una vez que alcanzaron la madurez, fueron liberados en la finca El Porcal, ubicada en el Parque Regional del Sureste.

Junto a estos dos ejemplares, se liberaron otros 20 patos que proceden de La Granja de El Saler, ubicada en la Comunidad Valenciana.

La historia de estos patos comenzó en mayo de este año, cuando se encontraron dos huevos en un recinto de aclimatación.

Debido a su ubicación elevada y al riesgo de caída, los técnicos decidieron trasladarlos al CRAS. Tras un examen que confirmó que se trataba de cercetas pardillas, los huevos fueron incubados bajo condiciones controladas, y tras aproximadamente 23 a 24 días, nacieron con la ayuda del equipo veterinario.

Desde marzo de 2023, el Gobierno autonómico ha llevado a cabo la reintroducción de alrededor de 80 ejemplares de cerceta pardilla en diversas sueltas, incluyendo la que se realizó el 30 de septiembre.

Este tipo de iniciativas no solo permite la preservación de la especie sino que también se requiere un seguimiento minucioso de los animales liberados.

Para ello, se les coloca una anilla metálica y otra de PVC, que facilita su seguimiento en el campo.

Además, aproximadamente un tercio de ellos lleva un emisor GPS, lo que permite obtener una cantidad valiosa de datos sobre sus desplazamientos, sitios de descanso y posibles lugares de anidación.

El monitoreo es esencial para entender el comportamiento social de las cercetas y evaluar su estado de salud.

Sin embargo, estas aves enfrentan varias amenazas, como la degradación de su hábitat debido a la mala gestión del agua, la caza ilegal y la contaminación, entre otras.

Las cercetas pardillas son más comunes en las marismas del Guadalquivir en Andalucía y en las lagunas de El Hondo en la Comunidad Valenciana.

Para hacer frente a la crítica situación de esta especie, se han implementado varios programas de conservación, siendo uno de los más destacados el programa LIFE Cerceta pardilla, que cuenta con apoyo financiero de fondos europeos.

La cría y reintroducción de la cerceta pardilla en Madrid no solo es un paso adelante para la conservación de esta especie, sino un ejemplo de buena gestión medioambiental que puede inspirar esfuerzos similares en otras regiones.