La Comunidad de Madrid ha comenzado a pagar las ayudas extraordinarias a los agricultores y ganaderos regionales, con el objetivo de compensar los costes provocados por la sequía.
La Comunidad de Madrid ha iniciado este mes el pago de ayudas extraordinarias a los agricultores y ganaderos de la región.
Estas ayudas, por un valor de 6,33 millones de euros, tienen como objetivo compensar los aumentos de costes en explotaciones afectadas por la sequía.
Esta financiación se realiza mediante fondos propios del Ejecutivo autonómico, con el fin de sostener el sector primario y mantener la rentabilidad empresarial, así como la calidad y oferta de los productos de proximidad.
En total, se beneficiarán un total de 1.788 agricultores y ganaderos.
Aquellos cuyos expedientes estén completos y cumplan con los requisitos establecidos recibirán la ayuda de forma inmediata.
Mientras que aquellos que hayan recibido una notificación de denegación, tendrán un mes para subsanar el motivo de la misma.
Estas subvenciones se centran en la campaña 2022/23, la cual se caracterizó por un déficit de lluvias muy pronunciado, llegando a ser el más bajo registrado en décadas.
Están dirigidas a agricultores que hayan requerido las aportaciones de la Política Agraria Común (PAC) y que hayan sembrado cultivos herbáceos de secano o plantas aromáticas en terrenos madrileños entre el 1 de septiembre de 2022 y el 30 de septiembre de 2023.
Además, estas ayudas también se otorgan a los ganaderos que hayan optado a las ayudas europeas y hayan atendido a sus reses en esas mismas fechas, ya sea en régimen de explotación extensivo o semiextensivo.
El objetivo es incrementar la liquidez de los profesionales del sector primario para hacer frente a las adversidades del mal año hidrológico y al aumento de costes de producción causado por la guerra de Ucrania.
También se pretende mitigar los riesgos de pérdida de rentabilidad y asegurar la continuidad de su actividad, dado que la Renta Agraria de 2022 estimaba una disminución provisional del 6,2%.
Por último, estas ayudas tienen en cuenta el descenso en la producción y la reducción de la superficie cultivada, así como las consecuencias derivadas de ello, como el aumento de los precios de los alimentos.