Un incidente de seguridad significativa ocurrió en el Castillo de Windsor cuando intrusos robaron vehículos, despierta preocupaciones sobre la seguridad de la familia real.

En un notable incidente de seguridad que ha suscitado inquietudes en torno a la protección de la familia real británica, intrusos irrumpieron el mes pasado en el Castillo de Windsor, ubicado al oeste de Londres.

Según informes de la policía, los ladrones sustrajeron dos vehículos del recinto, que es la residencia principal del príncipe William, su esposa Catherine y sus tres hijos.

El suceso tuvo lugar el 13 de octubre, justo antes de la medianoche, cuando los intrusos lograron saltar una cerca de 1.8 metros de altura en Shaw Farm, una granja activa que forma parte del extenso terreno del castillo.

Al parecer, el príncipe William y su familia se encontraban en casa en ese momento, aunque no hay evidencia de que estuvieran en peligro directo.

La policía de Thames Valley confirmó que los delincuentes accedieron a un edificio de la granja y robaron una camioneta Isuzu de color negro y una cuatrimoto roja.

Según un portavoz de la policía, "los delincuentes entraron en un edificio agrícola y se llevaron un Isuzu negro y una cuatrimoto roja". Hasta el momento, no se han realizado arrestos y la investigación continúa.

El vehículo robado había estado guardado en un cobertizo, y los intrusos lo utilizaron para embestir una puerta de la granja al escapar del lugar, que se encuentra a unos cinco minutos en coche del Adelaide Cottage, donde reside William con Catherine y sus hijos: el príncipe George, de 11 años, la princesa Charlotte, de 9, y el príncipe Louis, de 6.

Cabe mencionar que el Castillo de Windsor ha sido objeto de incidentes de seguridad en el pasado.

Este es el segundo gran incidente en los últimos años, aunque no ha alcanzado la gravedad de un asalto ocurrido en Navidad de 2021, cuando la policía confrontó a un hombre armado con un arco y flechas que declaró: "Estoy aquí para matar a la reina".

El Palacio de Buckingham y el Palacio de Kensington, donde William y Catherine tienen sus oficinas, no han querido hacer comentarios sobre este incidente, siguiendo su política habitual de no pronunciarse sobre cuestiones de seguridad.

Sin embargo, la familia real cuenta con medidas de seguridad propias en su residencia.

El hecho de que el príncipe William y su familia estuvieran en casa en el momento de la intrusión plantea preguntas sobre la efectividad de las medidas de seguridad en una de las residencias más emblemáticas del Reino Unido.

Aunque el nivel de amenaza parece no haber estado dirigido de forma específica a la familia real, la entrada de intrusos en una propiedad de tal importancia resulta alarmante y podría llevar a una revisión de las prácticas de seguridad existentes.

Este incidente también puede recordar a los británicos el delicado equilibrio entre la vida pública y privada de la familia real, revelando la vulnerabilidad incluso en los lugares más seguros.