Toru Takamatsu, el sommelier más joven del mundo, elige la vida del vino en Japón tras alcanzar una destacada carrera.

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En la pintoresca localidad de Yoichi, ubicada en la isla de Hokkaido, Japón, la voz suave y notablemente australiana de Toru Takamatsu resuena en un pequeño viñedo de una bodega boutique.

A primera vista, este lugar verde y montañoso parece un sitio poco probable para encontrar a este talentoso sommelier, originario de Sídney.

Toru Takamatsu hizo historia en el mundo del vino en 2019, convirtiéndose en el sommelier máster más joven del planeta al aprobar, a los 24 años, un examen de una complejidad reconocida, que es considerado como el más alto título que puede alcanzar un sommelier.

Desde la creación del curso en 1969, menos de 300 personas han conseguido este prestigioso reconocimiento, lo que pone de relieve la magnitud de su logro.

Esta hazaña catapultó a Takamatsu al estrellato en el elitista mundo del vino, y se le pronosticaba una carrera de seis cifras en los mejores restaurantes del mundo, donde se demandan con ansias sus selectas listas de vinos.

Sin embargo, el joven sommelier decidió dar un giro a su carrera, optando por la ardua labor de aprendiz de enólogo en Domaine Takahiko, una pequeña pero destacada bodega familiar.

A pesar de su prestigio y méritos, sus ingresos actuales rondan los 27,800 euros al año, un salario modesto en comparación con lo que podría estar ganando.

Mientras se encuentra sentado en una sencilla mesa dentro de las instalaciones de la bodega, rodeado de barricas de su característico pinot noir, es evidente que el estatus de sommelier máster no ha cambiado su forma de ser.


"Cuando comencé hace diez años, la verdad es que no sabía distinguir entre un pinot noir y un cabernet", confiesa Takamatsu.

"Solía comprar vinos en tiendas y probar diferentes variedades. Simplemente pensaba que todos eran interesantes". Su historia no solo refleja una pasión por el vino, también cuenta de un viaje de aprendizaje y humildad que ha decidido emprender, eligiendo la dedicación del arte de la vinificación por encima de una vida de lujo.

El caso de Toru se inscribe en una tendencia donde cada vez más jóvenes sommeliers prefieren el camino del aprendizaje práctico en lugar de seguir la ruta directa hacia el éxito comercial.

Esta elección puede parecer sorprendente para algunos, pero para Takamatsu representa un compromiso genuino con la calidad y la autenticidad del vino.

En una época donde la industria vitivinícola busca innovaciones y cambios, la historia de Takamatsu también ilustra la importancia de las tradiciones y el trabajo duro en la creación de vinos excepcionales.

Su contribución al mundo del vino apenas comienza, y su dedicación podría estar destinada a dejar una huella significativa en el sector vitivinícola de Japón y más allá.