Los máximos responsables de la CIA y MI6 elogian la reciente ofensiva de Ucrania en la región de Kursk, subrayando sus implicaciones para el conflicto con Rusia.
En un evento histórico, los directores de la CIA y del Servicio Secreto de Inteligencia Británico (MI6), William Burns y Richard Moore, respectivamente, comparecieron juntos en Londres el pasado sábado, haciendo un hincapié significativo en la reciente ofensiva sorpresa de Ucrania en la región de Kursk.
Según Burns, esta maniobra ha revelado serias vulnerabilidades en las capacidades militares de Rusia y aseveró que representa un esfuerzo "audaz" para "intentar cambiar el rumbo" de la guerra.
"La ofensiva de Kursk es un logro táctico significativo", afirmó Burns, agregando que esta acción ha logrado "tocar la narrativa" que el presidente ruso Vladimir Putin ha intentado imposar; una narrativa que postula que Rusia eventualmente desgastaría a Ucrania y explotaría las divisiones dentro de la alianza occidental para dictar los términos de una eventual resolución al conflicto.
Por su parte, Moore destacó la valentía de Ucrania al llevar a cabo una ofensiva con el objetivo de modificar la dinámica del conflicto.
"Es típicamente audaz y arriesgado por parte de los ucranianos intentar cambiar las reglas del juego.
Creo que, hasta cierto punto, lo han conseguido", expresó.
Este encuentro entre los altos mandos de dos de las agencias de espionaje más poderosas del mundo tuvo lugar en un contexto poco habitual, donde ambos jefes se sentaron juntos en un sofá, discutiendo sobre cuestiones sensibles relacionadas con la inteligencia, ante un público selecto que había sido convocado por el Financial Times en su festival anual, un evento que incluye actividades como degustaciones de champán y paneles sobre temas contemporáneos.
Sin embargo, ni Burns ni Moore se aventuraron a afirmar que la ofensiva en Kursk cambiaría el curso del conflicto de forma definitiva.
Las fuerzas rusas continúan su avance, que Moore describió como un "marchar pírrico" por el territorio ucraniano, advirtiendo sobre nuevas y peligrosas implicaciones, incluido el potencial envío de misiles balísticos de Irán a Rusia, lo que Burns caracterizó como una "escalada mayor".
A pesar de estos sombríos pronósticos, la ofensiva ucraniana fue considerada como uno de los aspectos más esperanzadores en un paisaje geopolítico lleno de desafíos; este comentario fue hecho por ambos líderes de inteligencia.
Además, Moore también hizo referencia a la actividad de agentes rusos en Europa, que, según él, están actuando de manera errática, y se hicieron menciones sobre las negociaciones en marcha para un acuerdo de rehenes con Hamas, donde Burns comentó que ahora se centra en lograr una propuesta "suficientemente buena".
En este encuentro, ambos jefes de espionaje quisieron dejar claro el nivel de cooperación que existe entre la CIA y el MI6. Hicieron énfasis en la desclasificación de información sobre los planes de invasión de Rusia antes del inicio de la guerra como un claro ejemplo de cómo ambas agencias han colaborado, destacando así su esfuerzo por salir de las sombras y mostrar una frente unificada en un contexto internacional complejo.
Burns, diplomático de carrera de 68 años, se unió a la CIA tras haber servido como secretario de Estado adjunto y embajador en Rusia, mientras que Moore, con 61 años, tuvo su formación en inteligencia y más tarde fue nombrado embajador en Turquía.
Ambos han experimentado el delicado vaivén entre la diplomacia y la inteligencia, resaltando la importancia de la colaboración para abordar amenazas globales.