Reflexiones sobre la guerra en Ucrania, 1000 días después de su inicio, y las recientes acciones de Rusia.

En el marco del milésimo día del conflicto entre Rusia y Ucrania, es crucial reflexionar sobre las lecciones aprendidas y los recientes acontecimientos, incluyendo el impacto de la política estadounidense.

En este sentido, durante los últimos 33 meses, Rusia ha llevado a cabo su mayor ofensiva aérea contra objetivos civiles en Ucrania, lanzando 120 misiles balísticos y 90 drones, muchos de los cuales fueron suministrados por Irán, dirigidos a ciudades ucranianas e infraestructuras energéticas.

Este ataque resultó en la muerte de diez personas, entre ellas dos menores de edad.

La estrategia de Rusia, al igual que el año pasado, parece ser la de infundir miedo en la población ucraniana, con la esperanza de lograr su rendición; sin embargo, esta táctica ha demostrado ser infructuosa, ya que el presidente ruso, Vladimir Putin, subestima continuamente la determinación y resistencia del pueblo ucraniano.

La feroz ofensiva hizo eco de la petición del Canciller alemán, Olaf Scholz, quien instó a Putin a detener las hostilidades y buscar una solución pacífica.

La respuesta del líder ruso fue un claro desprecio por la vida ucraniana y por cualquier intento de diplomacia.

Como afirmó el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, tras el ataque: 'Esta es la respuesta a quienes creyeron que podrían lograr algo con Putin a través de diálogos, llamadas telefónicas y complacencias.

Hoy, esta 'paloma de la paz' ha enviado a Ucrania otro bombardeo de misiles Kinzhal y Kalibr.

Esa es la diplomacia de Putin.

Su lenguaje es la traición'.

Este conflicto ha puesto de manifiesto una lección importante: cada vez que Putin percibe debilidad en el apoyo del occidente a Ucrania, responde con fuerza letal.

Cada vacío de fortaleza y propósito se convierte en una invitación para que el dictador en Moscú lo llene con violencia brutal.

Además, el Kremlin se ha alineado con el régimen norcoreano, que ha enviado tropas a la guerra.

Las naciones, como Australia, han estado advirtiendo sobre las implicaciones del conflicto en la región del Indo-Pacífico, así como el Primer Ministro Anthony Albanese, quien planea enfatizar en la próxima cumbre del G20 en Río de Janeiro, Brasil, que las principales economías del mundo deben actuar enérgicamente contra la agresión rusa.

Mientras la situación global evoluciona, Ucrania tiene muy presente que es necesario reafirmar constantemente su soberanía, controlar su propio destino y aumentar su capacidad de defensa.

Aunque apreciamos profundamente el leal apoyo de nuestros aliados, incluida la reciente y sin precedentes donación de 49 tanques M1A1 Abrams por parte de Australia, somos conscientes de que debemos lograr nuestra autosuficiencia.

En este contexto, Ucrania se ha convertido en el mayor innovador y fabricante mundial de drones militares aéreos y navales, además de haber avanzado significativamente en el desarrollo de tres tipos de misiles balísticos de largo alcance.

Aumentar nuestras capacidades internas, que incluyen la capacidad de atacar bases aéreas rusas y depósitos de municiones, será crucial, especialmente si la administración actual de EE.UU. confirma que permitirá el uso de misiles tácticos ATACMs proporcionados por ellos, contra objetivos dentro de Rusia.

Además, se espera un compromiso similar por parte de nuestros aliados británicos y franceses.

Aun así, las palabras tienen menos peso que las armas reales, algunas de las cuales, como ha señalado el presidente Zelensky, aún no han llegado.

El tiempo no debería ser un lujo en lo que respecta a la capacidad adicional necesaria para neutralizar los activos militares rusos que a diario asesinan a inocentes ucranianos y que sostienen la maquinaria de guerra de Rusia.