Ucrania intensifica sus operaciones aéreas contra instalaciones militares rusas, impactando una base en Chechenia y manteniendo su ofensiva tras los ataques aéreos de Moscú.

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En un nuevo capítulo del conflicto entre Ucrania y Rusia, un dron ucraniano atacó el domingo un campus perteneciente a la Guardia Nacional de Rusia en la región de Chechenia.

Este ataque se produce como respuesta a una serie de agresiones aéreas masivas lanzadas desde Moscú, que han intensificado las hostilidades en la región.

Las imágenes compartidas en redes sociales mostraron al dron sobrevolando la capital chechena, Grozny, ubicada a unos 800 kilómetros al sureste del frente en Ucrania, antes de detonar en su objetivo.

Afortunadamente, hasta el momento no se han registrado víctimas. Este incidente ha generado preocupación sobre la capacidad de la defensa aérea rusa en regiones críticas como Chechenia.

El líder checheno, Ramzan Kadyrov, quien ha sido una figura polémica en el conflicto, confirmó que la aeronave no tripulada impactó en un sitio perteneciente al batallón de policía antidisturbios Akhmat Grozny.

En respuesta, Kadyrov ha prometido venganza contra las fuerzas ucranianas y ha indicado que se han ordenado ataques de misiles contra instalaciones militares en Járkov, un importante bastión ucraniano.

Sin embargo, esta afirmación no ha sido verificada de manera independiente.

Por otro lado, el Ministerio de Defensa ruso reportó que durante la misma jornada había logrado derribar 15 drones ucranianos en varias regiones del país, incluyendo Kursk y Belgorod, así como sobre el mar Negro, aunque no hicieron mención al ataque en Grozny.


La falta de información sobre el incidente en Chechenia ha alimentado especulaciones sobre la efectividad de las defensas aéreas rusas.

Además, un funcionario de los servicios de seguridad ucranianos indicó a la Associated Press que los servicios de inteligencia de Ucrania llevaron a cabo una operación especial destinada a interrumpir las rutas logísticas de abastecimiento de combustible de Rusia, que van desde la Crimea anexada hasta la ocupada Zaporizhzhia.

Según reportes, esta operación del sábado destruyó una locomotora y 40 vagones cisterna, lo que representa un golpe significativo a las capacidades de transporte militar de Rusia.

Durante la operación de sabotaje, las vías del tren fueron voladas mientras el tren estaba en movimiento, y posteriormente los sistemas de lanzamiento de cohetes HIMARS se unieron al ataque, causando daños irreparables.

"Como resultado, una clave vía ferroviaria utilizada para abastecer a las tropas rusas quedó fuera de servicio por un período prolongado", comentó el funcionario, que solicitó permanecer en el anonimato debido a la naturaleza sensible de la información compartida.

Este continuo intercambio de ataques no solo resalta la magnitud del conflicto, sino también la guerra de desgaste que ambas naciones parecen estar librando en este momento, donde cada una busca desestabilizar las capacidades logísticas y militares de la otra, amplificando así el eco de la guerra por toda la región.