En Asia, un joven ingeniero civil de Nepal llamado Krishna Bahadur Shahi se encontraba a 4000 kilómetros de su aldea en el Himalaya, envuelto en vendajes y sin documentos ni dinero.

Herido en batalla y rodeado de personas hablando en un idioma extranjero en un hospital militar ruso, Shahi se encontraba lejos de casa.

A pesar de estar atrapado en esta situación, Shahi se prometió a sí mismo que encontraría la forma de regresar a su hogar.

Desesperado por escapar del ejército ruso en el que se había involucrado por error, Shahi arriesgó su vida tratando de huir de la red de traficantes de personas nepalíes que suministran combatientes extranjeros al ejército ruso para la guerra en Ucrania.

A pesar de los esfuerzos del gobierno nepalí por detener este tráfico de personas, el ejército ruso continúa dependiendo de esta red para aumentar su fuerza de combate con jóvenes extranjeros empobrecidos.

Shahi, al igual que muchos otros jóvenes nepalíes atrapados en esta red, intentó escapar en dos ocasiones, siendo delatado por sus propios traficantes en la primera.

Como graduado universitario enfrentando escasas perspectivas laborales en uno de los países más pobres de Asia, Shahi se vio obligado a tomar decisiones extremas para mejorar su situación económica.

La pobreza y la falta de oportunidades en Nepal llevaron a Shahi a involucrarse en situaciones peligrosas y desesperadas en su intento por salir adelante.

Nepal, país del sur de Asia limitado al norte por China y al sur, este y oeste por la India, es conocido por su rica cultura y diversidad de paisajes.

La precariedad económica que enfrentan muchos de sus habitantes, especialmente en las zonas rurales, ha llevado a un aumento en la migración y a la explotación de los más vulnerables por redes de tráfico de personas.

La historia de Krishna Bahadur Shahi es un ejemplo trágico de cómo la pobreza y la falta de oportunidades pueden empujar a las personas a situaciones extremas en busca de una vida mejor.