Investigaciones revelan un posible complot ruso para hacer estallar aviones de carga y pasajeros que se dirigen a Estados Unidos.

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En un alarmante desarrollo, las autoridades de seguridad en Europa han advertido que Rusia podría estar planeando colocar bombas en aviones de pasajeros y de carga que tengan como destino Estados Unidos.

Recientemente, se han hallado dispositivos incendiarios en envíos por todo el continente europeo, lo que podría indicar una operación encubierta para provocar incendios en aeronaves que vuelen hacia el país norteamericano.

Los investigadores han encontrado al menos dos de estos dispositivos tras incidentes de fuego en centros de envío de DHL, específicamente en Leipzig, Alemania, y Birmingham, Reino Unido.

Según la oficina del fiscal nacional de Polonia, cuatro individuos han sido detenidos en relación con estos siniestros y se les imputa la participación en actos de sabotaje o terrorismo en favor de una agencia de inteligencia extranjera.

El fiscal general polaco ha indicado que el objetivo del grupo era probar el canal de envío de estos paquetes, que finalmente debían ser enviados a Estados Unidos y Canadá. Aunque no se ha mencionado explícitamente el gobierno extranjero detrás de estas operaciones encubiertas, Pawel Szota, director de la agencia de inteligencia exterior de Polonia, ha señalado a Rusia como responsable de tales actos.

Los elusivos dispositivos hallados son, según un informe del Wall Street Journal, masajistas electrónicos modificados con una sustancia inflamable a base de magnesio.

Según fuentes occidentales, estos artículos estaban siendo transportados desde Polonia y Lituania hacia Alemania y Reino Unido.


Este hallazgo ha generado preocupación entre las autoridades de seguridad, que temen que se esté gestando un plan más amplio para atacar a los Estados Unidos desde el extranjero.

La historia de Rusia y el uso de métodos encubiertos para sabotear o amenazar intereses occidentales no es nueva.

A lo largo de las últimas décadas, el país ha estado implicado en varias operaciones de desinformación y sabotaje que buscan desestabilizar las relaciones internacionales y propiciar tensiones entre naciones aliadas.

Este tipo de actividades han aumentado en intensidad desde el conflicto en Ucrania, con varios países de la OTAN reforzando sus medidas de seguridad en respuesta a la creciente amenaza.

Los incidentes recientes en DHL han llevado a una reevaluación de los protocolos de seguridad en aeropuertos y centros de carga en toda Europa.

Las medidas incluyen inspecciones más rigurosas y una colaboración más estrecha entre agencias de inteligencia de diferentes países para prevenir que tales dispositivos lleguen a los vuelos internacionales.

A medida que continúan las investigaciones en Polonia y otros países europeos, el mundo permanece atento a la evolución de esta situación.

Los organismos de seguridad están en alerta máxima, conscientes de que la amenaza de ataques aéreos se mantiene latente y que la vigilancia es crucial para garantizar la seguridad de los vuelos hacia uno de los destinos más importantes del mundo: Estados Unidos.