El líder opositor ruso, Alexéi Navalni, supuestamente murió envenenado en una prisión ártica en febrero de 2024, según informes de laboratorios extranjeros y declaraciones de su viuda, quienes acusan al Kremlin de estar detrás de su fallecimiento. La comunidad internacional y familiares exigen transparencia y justicia.

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Según las últimas informaciones divulgadas por su esposa, Yulia Navalnaya, y confirmadas por laboratorios en el extranjero, #Navalni fue envenenado en una prisión ubicada en una remota región del Ártico ruso en febrero de 2024.

Aunque la versión oficial del gobierno ruso indica que su muerte ocurrió por causas naturales, específicamente por una arritmia, la familia y varios actores internacionales aseguran lo contrario.

Supuestamente, los análisis realizados en laboratorios en Alemania y otros países revelaron que Navalni fue víctima de un veneno, presuntamente de la familia de agentes químicos Novichok, los cuales también fueron utilizados en otros envenenamientos en Europa en años anteriores.

La propia Yulia Navalnaya afirmó en un vídeo difundido en la red social X (antes Twitter) que su esposo fue envenenado, y que tiene evidencias sólidas que lo prueban.

La familia, acompañada por médicos independientes y representantes de varias cancillerías occidentales, no creen en la versión oficial del Kremlin, que sostiene que Navalni murió por un paro cardíaco.

Supuestamente, Navalni ya había sido envenenado en agosto de 2020 en Siberia, con el agente químico Novichok, lo que le causó un grave daño neurológico y casi la pérdida de la vida.

Tras meses en coma en un hospital berlinés, fue dado de alta y regresó a #Rusia en 2021, donde fue arrestado y encarcelado. Desde entonces, su estado de salud y las condiciones de su encarcelamiento han sido objeto de denuncia internacional. La familia denuncia que fue trasladado a una prisión en el Círculo Polar Ártico, en la colonia penal IK-3 en Jarp, donde supuestamente fue sometido a torturas y condiciones inhumanas.

Navalni sufrió un deterioro progresivo en su salud

Durante su reclusión, Navalni sufrió un deterioro progresivo en su salud. Supuestamente, fue mantenido en una celda de aislamiento, sin libros, objetos personales, ni comunicación con otros presos. La estrategia, presuntamente, buscaba quebrar su espíritu y eliminar cualquier posibilidad de resistencia. La familia asegura que, en febrero de 2024, lograron obtener una muestra de su material biológico y enviarla al extranjero, lo que confirmó la presencia de veneno en su organismo.

Los últimos minutos de Navalni antes de su muerte, según la versión de Yulia, fueron dramáticos. Supuestamente, el 16 de febrero, fue sacado a pasear en su celda, y poco después comenzó a sentirse mal. Describió ardor en el pecho y el estómago, vómitos y convulsiones. Los guardias, según el testimonio, lo dejaron solo en la celda, y solo cuando el jefe de la enfermería fue a atenderlo, se ordenó su traslado a un centro médico.

Sin embargo, ya era demasiado tarde. La ambulancia llegó más de 40 minutos después, y, a pesar de los esfuerzos médicos, Navalni murió a las 14:23.

Supuestamente, la versión oficial rusa intenta borrar toda evidencia del #envenenamiento y las causas reales de su muerte, pero la familia insiste en que hay pruebas irrefutables de que fue víctima de un asesinato orchestrado por el Kremlin.

Yulia Navalnaya exige que los laboratorios publiquen los resultados de sus análisis, y que se esclarezca la verdad. Afirma que, si no se hace justicia, otros envenenamientos y muertes similares podrían seguir ocurriendo, en un contexto en que el gobierno ruso ha intentado silenciar a la oposición y eliminar cualquier símbolo de resistencia.

Desde su fallecimiento, las autoridades rusas han intentado borrar la memoria de Navalni, quien fue uno de los pocos que logró desafiar al poder central con denuncias de corrupción y manifestaciones masivas, las más grandes desde la caída de la Unión Soviética.