La guerra liderada por Vladimir Putin en Ucrania cumple su tercer año, dejando un rastro de destrucción y muerte en la región.

En el transcurso de dos años de guerra en Ucrania, se estima que han perdido la vida alrededor de 31,000 soldados ucranianos, además de un número aún mayor de heridos graves.

Se cree que la cifra real de víctimas es mucho mayor, sumando también la cantidad de civiles, incluidos cientos de niños, que han perdido la vida.

Se han reportado al menos 21,000 jóvenes secuestrados y llevados a la fuerza a Rusia.

El daño a la infraestructura, viviendas y al medio ambiente ha sido catastrófico.

Aunque Rusia no ha revelado oficialmente el número de bajas militares, se estima que esta cifra supera cuatro veces la de Ucrania.

Se prevé que para finales de este año, medio millón de personas habrán fallecido o quedado desfiguradas.

En cuanto a la ley internacional, se hace evidente que Putin es culpable de invadir otro país sin justificación alguna.

Emmerich de Vattel, uno de los fundadores del derecho internacional, afirmó hace siglos que el líder ruso es responsable legalmente de todas las atrocidades y horrores de la guerra.

Putin recientemente amenazó con un ataque nuclear contra cualquier país de la OTAN que envíe fuerzas militares en defensa de Ucrania, lo cual constituye un crimen contra la humanidad.

Según el derecho moderno, un líder es considerado culpable si infringe la Carta de las Naciones Unidas al decidir invadir otro país miembro con una fuerza de carácter, gravedad y escala que evidencie la violación.

Putin no tiene defensa posible, a pesar de argumentar que actúa en legítima defensa según el artículo 51 de la Carta.

Su excusa de defensa preventiva se basa en una doctrina inventada por los abogados de George Bush en 2003.

Resulta irónico que Putin recurra a una doctrina que Rusia, así como todos los demás países excepto Israel, consideraban una perversión del derecho internacional.

En un momento unipolar donde Estados Unidos podía actuar libremente, Putin se ampara en una teoría sobre la 'revitalización' de una antigua resolución del Consejo de Seguridad sobre la invasión de Kuwait por parte de Saddam Hussein.

Incluso Estados Unidos se ha retractado de reclamar un derecho a la defensa preventiva, que sería una autorización para que cualquier país poderoso invada a otro basándose en meras especulaciones sobre su posible hostilidad futura.