Los diarios The Washington Post y Los Angeles Times enfrentan una significativa pérdida de suscriptores tras la decisión de no apoyar a ningún candidato en las elecciones presidenciales de EE. UU.

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Durante esta semana, he observado con asombro y preocupación la calamidad que afecta a los dos diarios más emblemáticos de Estados Unidos, The Washington Post y Los Angeles Times, debido a su reciente y desconcertante decisión de no respaldar a ningun candidato en las elecciones presidenciales del país.

Para aquellos que no están al tanto de la controversia, aquí un resumen: la semana pasada se reveló que Patrick Soon-Shiong, el multimillonario propietario de Los Angeles Times, había vetado el respaldo planeado del periódico a Kamala Harris.

Esta decisión provocó la inmediata renuncia de Mariel Garza, editora de editoriales del diario, a la que le siguieron otros miembros del equipo editorial.

Por otro lado, The Washington Post también decidió no respaldar a Kamala Harris ni a Donald Trump, rompiendo una tradición de casi 50 años de respaldos presidenciales que comenzó con Jimmy Carter en 1976. Jeff Bezos, propietario del Post y fundador de Amazon, justificó la decisión como una cuestión de principios, alegando que los respaldos pueden dar la impresión de sesgo y falta de independencia.

"Quiero dejar claro que no hubo intercambio de ningún tipo en esta decisión", dijo Bezos.

Sin embargo, él mismo reconoció que el momento de este anuncio – a solo una semana de las elecciones, cuando ambos candidatos se encuentran en una lucha reñida – fue desafortunado y que debería haberse tomado mucho antes.

En la práctica, es poco probable que cualquier de estos dos periódicos respalde a Trump en circunstancias normales, pero la falta de una voz en lo que muchos consideran las elecciones más significativas en generaciones ha generado una gran conmoción en el país.

La reacción contra ambos periódicos ha sido feroz: se estima que 250,000 suscriptores del Washington Post han cancelado su suscripción, lo que representa aproximadamente el 10% de su base de clientes.

Para un medio que ya sufrió pérdidas de 118 millones de euros el año pasado, esta fuga de suscriptores es un golpe extraordinario.

Este episodio es particularmente significativo en el contexto del periodismo estadounidense, que ha visto su relevancia cuestionada en los últimos años, especialmente frente a la creciente polarización en el país.

La decisión de los diarios ha revivido debates sobre la ética del periodismo y su papel en la democracia.

Como señala la ex-editora Garza en su carta de renuncia, permanecer en silencio ante una elección crítica podría interpretarse como complicidad.

De cara al futuro, la situación de The Washington Post y Los Angeles Times plantea serias preguntas sobre el rumbo que tomará la prensa en un país donde la confianza en los medios ha disminuido y las divisiones políticas son más profundas que nunca.

¿Hasta dónde llegarán para intentar recuperar su credibilidad y el apoyo de su público? La respuesta a esta interrogante es vital para el futuro del periodismo en Estados Unidos.