Un reciente informe de Microsoft revela el hackeo de un asesor de campaña presidencial estadounidense, atribuible a un grupo vinculado a la Guardia Revolucionaria de Irán, lo que pone de manifiesto el creciente problema de la interferencia cibernética en procesos electorales.

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En el contexto electoral de Estados Unidos, la interferencia extranjera se ha convertido en un fenómeno recurrente.

En esta ocasión, por tercera vez consecutiva, las campañas presidenciales están siendo blanco de ciberataques, y esta vez la amenaza proviene de Irán.

El viernes pasado, Microsoft publicó un informe que reveló que un grupo de hackers, vinculado a la unidad de inteligencia de la Guardia Revolucionaria de Irán, logró acceder a la cuenta de un "ex alto asesor" de una campaña presidencial.

Desde dicha cuenta, el grupo envió mensajes falsos a un "alto funcionario de una campaña presidencial", utilizando tácticas de phishing conocidas como "spear phishing", lo que sugiere un intento deliberado de infiltrarse en las cuentas y bases de datos de la campaña.

El expresidente Donald Trump, que se encuentra en plena carrera para recuperar la presidencia, reaccionó en su plataforma Truth Social, afirmando que su campaña fue informada de que uno de sus sitios web había sido hackeado por el gobierno iraní. Sin embargo, Trump subrayó que la información obtenida por los hackers era exclusivamente pública.

Asoció este ataque cibernético a la, según él, "débil e ineficaz" administración de Biden.

Los hechos, no obstante, son más complejos y la magnitud del acceso del grupo iraní, denominado Mint Sandstorm por Microsoft, sigue siendo incierta.

La campaña de Trump ya asumió la culpa y arrojó la responsabilidad a "fuentes extranjeras hostiles a los Estados Unidos" por la filtración de documentos internos, un tema reportado por Politico el sábado.

Aun así, no está claro si estos documentos surgirán de las acciones iraníes o si son parte de una filtración no relacionada dentro de la campaña.


Asimismo, el New York Times recibió un conjunto de datos que parece ser similar a los de Politico, provenientes de un informante anónimo, lo cual sugiere una ola de constantes y variadas fuentes de información que pueden complicar aún más la situación.

Estos incidentes recientes podrían anunciar un periodo de mayor interferencia extranjera en un proceso electoral marcado por giros inesperados y cambios en los candidatos, lo que podría haber desviado la atención de los hackers de sus planes iniciales.

Mientras tanto, el papel de Rusia en este contexto ha sido menor, centrando su atención en desestabilizar eventos como los Juegos Olímpicos, de los cuales no pudo participar, y su intervención en Ucrania.

A pesar de que los funcionarios de inteligencia estadounidenses creen que Rusia muestra interés en ver un regreso de Trump a la presidencia, también indican que los hackers chinos están manifestando incertidumbre sobre cómo actuar en estas elecciones, ya que tienen razones para estar en desacuerdo tanto con Trump como con la vicepresidenta Kamala Harris.

La historia de la interferencia electoral en Estados Unidos tiene sus raíces en eventos anteriores.

Recordemos que la injerencia rusa en las elecciones de 2016 sentó un precedente, aumentando la preocupación sobre la seguridad cibernética y cómo puede influir en los resultados democráticos.

Con cada ciclo electoral, la necesidad de reforzar las medidas de ciberseguridad se vuelve más evidente, mientras el mundo observa atentamente los desarrollos que marcarán no solo el futuro político de Estados Unidos, sino también su democracia.