Una orca conocida como Tahlequah ha sido vista llevando el cuerpo de su cría fallecida, replicando un comportamiento observado anteriormente. Expertos indican que muestra señales de duelo similar a otros mamíferos sociales.
La orca conocida como Tahlequah, identificada con el nombre J35, ha llamado la atención mundial de nuevo tras ser vista llevando el cuerpo de su cría fallecida en aguas del noroeste del océano Pacífico de Estados Unidos.
Este trágico suceso se ha comparado con un episodio similar que ocurrió en 2018, cuando la madre transportó durante más de dos semanas a su cría muerta, provocando conmoción a nivel global.
Según el Centro de Investigación de Ballenas con sede en el estado de Washington, Tahlequah ha estado portando el cadáver de su cría desde el pasado miércoles.
La publicación en Facebook del centro manifiesta la tristeza del equipo por esta noticia, asegurando que continuarán brindando información actualizada cuando les sea posible.
En 2018, se registró un comportamiento inusual de J35, quien estuvo empujando el cuerpo de su cría muerta durante 17 días, recorriendo la impresionante distancia de más de 1.600 kilómetros.
La cría había fallecido poco después de nacer, y la madre, junto a su unida manada, se turnó para cargar el cuerpo.
Este comportamiento ha suscitado discusiones en la comunidad científica sobre las emociones en las especies marinas, en particular sobre la capacidad de los cetáceos para experimentar el duelo.
Recientemente, hace aproximadamente dos semanas, se había reportado el nacimiento de una nueva cría, pero para la víspera de Navidad surgieron preocupaciones sobre su salud, basadas en el comportamiento de la madre y del propio cachorro.
El 1 de enero, investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. confirmaron que J35 estaba llevando el cuerpo sin vida de su cría.
Brad Hanson, un científico investigador de la agencia federal, detalló que pudo observar el comportamiento del cetáceo desde un bote y notó que J35 arrastraba al cadáver por el hocico o lo posicionaba sobre su cabeza, sumergiéndose tras él cuando este se hundía.
Se estima que la cría había estado viva solamente unos días, lo que intensifica la tristeza de la situación.
Joe Gaydos, director de ciencia de SeaDoc en la Universidad de California en Davis, comentó que es evidente que Tahlequah está de luto.
Este comportamiento de duelo no es exclusivo de las orcas, ya que también se ha documentado en otros animales sociales con ciclos de vida prolongados, como ciertos primates y delfines.
La evidencia de un vínculo emocional tan profundo en estos mamíferos subraya la importancia de la conservación de sus hábitats naturales, ante las constantes amenazas que enfrentan, desde la contaminación hasta la pérdida de su entorno natural.
La historia de Tahlequah no solo resalta el dolor individual de un ser vivo, sino que también llama la atención sobre la urgencia de proteger a estas criaturas emblemáticas y su ecosistema, garantizando así su supervivencia para las futuras generaciones.