Supuestamente, Deborah Mason, conocida como la 'Abeja Reina', reclutó a su familia para un lucrativo negocio de narcotráfico en Inglaterra, con ganancias que alcanzaban hasta 100 millones de euros. Ahora, enfrenta una condena de 20 años de prisión.

La mujer, que vivía rodeada de lujos y gastos ostentosos en ropa, bolsos y accesorios de diseñador, habría reclutado a sus propios hijos, nietos y otros familiares para gestionar una red criminal que manejaba una de las operaciones de #narcotráfico más sofisticadas del país.
Según informes de la fiscalía, Mason utilizaba un método ingenioso para distribuir la cocaína y otras drogas en las principales ciudades portuarias de Inglaterra, como Harwich, Folkstone y Dover.
La droga era transportada desde los puertos en grandes cantidades y posteriormente dividida en bolsitas de supermercado para su distribución en las calles.
Supuestamente, el valor al por mayor de la droga manejada por la banda oscilaba entre los 25 y 33 millones de euros, pero su valor en el mercado callejero alcanzaba aproximadamente los 90 a 110 millones de euros, una cifra que refleja la magnitud de la operación.
Entre las pertenencias de Mason, destacaba un collar y una correa de Gucci para su gato bengalí, además de una placa grabada en oro de nueve quilates con el nombre del animal, lo que evidencia su estilo de vida de lujo.
La fiscalía ha señalado que Mason y sus familiares estaban vinculados con un proveedor conocido como 'Bugsy', presuntamente un conocido narcotraficante que suministraba la droga a la red.
La investigación también reveló que Mason involucró a sus cuatro hijos y a dos parejas en el negocio, formando una cadena que facilitaba la recolección, transporte y venta de drogas.
La operación tenía una estructura bien organizada, con repartos en diferentes puntos y una logística que permitía mantener el flujo constante de sustancias ilícitas.
Las autoridades lograron desmantelar la red y detener a Mason junto con otros implicados, como Tina Golding, Lillie Bright, Demi Kendall, Demi Bright, Anita Slaughter, Reggie Bright y Roseanne Mason.
Según la justicia
Todos ellos enfrentan cargos de suministro y distribución de drogas y, según la justicia, podrían cumplir entre 10 y 15 años de cárcel, aunque Mason, por su rol de líder, fue condenada a 20 años de prisión.
Este caso no solo revela la sofisticación y alcance de las redes de narcotráfico en Inglaterra, sino también cómo las familias pueden verse envueltas en actividades ilícitas por motivos económicos.
La historia de Mason recuerda a otros casos históricos en los que el crimen organizado ha llegado a involucrar a miembros de la misma familia, generando un impacto social y judicial importante.