La reciente crisis económica en Medio Oriente ha dejado a miles de palestinos desempleados tras el ataque de Hamas a Israel.
En Tel Aviv, Fadi Sajdia, un trabajador de la construcción de la ciudad cisjordana de Ramallah, se encuentra desempleado durante el mes sagrado musulmán de Ramadán.
Como él, otros 150.000 palestinos que trabajaban en Israel se han quedado sin empleo desde el ataque de Hamas al sur de Israel el 7 de octubre.
"Soy el único sostén de mi familia", dijo Sajdia, de 37 años.
"Ahora solo compramos lo esencial".
En todo Israel, los sitios de construcción están paralizados debido a la prohibición de trabajadores palestinos que continúa sin un fin a la vista.
Esta situación ha convertido a la industria de la construcción en un epicentro de crisis económica, ofreciendo un vistazo de lo que les espera a ambos lados si la guerra en Gaza rompe permanentemente sus precarias relaciones.
Los impactos económicos de la guerra han sido devastadores en los territorios palestinos, con una crisis humanitaria en desarrollo en Gaza a medida que continúan los enfrentamientos.
El gobierno israelí ha prometido seguir adelante con su campaña contra Hamas, a pesar de la creciente oposición global a ese plan.
El Ministerio de Finanzas de Israel estima que la ausencia de trabajadores palestinos en la construcción, agricultura e industria está costando 3 mil millones de shekels (aproximadamente 744 millones de euros) en producción perdida al mes.
La situación ha obligado a los constructores israelíes a recurrir a trabajadores extranjeros, principalmente de India y Sri Lanka, para cubrir la demanda laboral.
Esta transición en la fuerza laboral se espera que tome al menos un año en completarse según pronósticos de la industria.
La incertidumbre económica en la región deja en evidencia los desafíos que enfrentan tanto palestinos como israelíes en un futuro cercano, en un contexto de elevada tensión geopolítica.