La violencia entre Israel y Hezbollah se intensifica, con un saldo de más de 490 víctimas en un solo día. Ambos lados afirman no querer una guerra, pero la situación se complica.

En un escenario marcado por la creciente violencia, Israel ha intensificado sus ataques aéreos en diversas áreas del Líbano, dirigido contra altos militantes en Beirut y utilizando tácticas inusuales, como el escondite de explosivos en dispositivos como pagers y walkie-talkies.

Hezbollah, por su parte, responde disparando cohetes y drones hacia el norte de Israel, causando daños significativos a edificaciones y vehículos.

Sin embargo, a pesar de la escalada de hostilidades, ninguna de las partes ha decidido calificar lo que ocurre como una guerra, al menos por el momento.

Los funcionarios israelíes han declarado que no buscan un enfrentamiento bélico con Hezbollah y que este se puede evitar si la organización militante cesa sus ataques y se aleja de la frontera.

De igual manera, Hezbollah ha manifestado que no desea un conflicto armado, pero que está preparado para enfrentarse a Israel y que continuará sus ataques en respuesta a la ofensiva de su aliado, Hamas, propuesta desde los acontecimientos del 7 de octubre, hasta que se logre un alto al fuego en Gaza.

En este contexto, un soldado libanés se posiciona en la parte superior de un vehículo blindado en el lugar de un ataque aéreo israelí en el suburbio sur de Beirut, un recordatorio palpable de la volatilidad de la región.

Desde el estallido de la violencia, Israel y Hezbollah han intercambiado fuego de manera constante, pero la intensidad del conflicto alcanzó un punto álgido tras ataques aéreos israelíes que causaron más de 490 muertes, según fuentes oficiales libanesas.

Este trágico suceso lo convertiría en el día más letal en el Líbano desde la última guerra entre Israel y Hezbollah en 2006.

Andreas Krieg, analista militar del King's College de Londres, comenta que si alguien le hubiera dicho en verano de 2023 que Hezbollah atacaría bases israelíes mientras que Israel bombardeaba el sur del Líbano y partes del sur de Beirut, habría considerado que esto implicaría una guerra a gran escala.

Sin embargo, el término no se ha aplicado a este conflicto actual debido a la ausencia de incursiones terrestres, aunque el analista agrega que esa podría ser una métrica incorrecta.

La dificultad en definir el conflicto surge de la complejidad de las acciones bélicas, que pueden ir desde enfrentamientos con tanques y aviones de combate hasta combates de menor escala.

Según el diccionario Merriam-Webster, la guerra se define como “un estado de hostilidad armada, generalmente abierta y declarada, entre estados o naciones”. Sin embargo, algunos académicos amplían esta definición para incluir la violencia a gran escala en la que participan insurgentes, milicias y grupos extremistas.

A medida que la situación evoluciona, el desenlace de esta escalada es incierto, y el mundo observa de cerca para ver si se logrará evitar un enfrentamiento total entre dos de las fuerzas más influyentes de la región.