El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, arremete contra el gobierno de Anthony Albanese por su supuesta falta de apoyo a Israel y lo relaciona con el antisemitismo.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha dirigido duras críticas hacia el gobierno australiano de Anthony Albanese, sugiriendo que su supuesta falta de apoyo a Israel está vinculada a los recientes ataques antisemitas, incluyendo un incendio intencionado en una sinagoga en Melbourne.
Netanyahu ha afirmado que es imposible desligar este ataque de lo que él considera una postura extrema y anti-Israel del gobierno laborista australiano en el ámbito internacional.
"Desafortunadamente, es imposible separar este acto reprochable de la posición extremista anti-israelí del gobierno laborista en Australia", declaró Netanyahu, quien añadió que "el sentimiento anti-israelí es antisemitismo". Este tipo de comentarios han encontrado eco entre su base en Israel, aunque su retórica plantea serias implicaciones sobre la percepción internacional de las relaciones de Israel con otros gobiernos, especialmente aquellos alineados con políticas de izquierda.
Netanyahu se ha mostrado cada vez más seguro de su liderazgo tras la reelección de Donald Trump y los éxitos militares recientes de Israel.
Ve en sí mismo al líder de una nueva derecha populista global que se enfrenta a un 'eje internacional' de izquierda, que según él, no sólo es hostil hacia Israel, sino también a los valores occidentales.
Esta afirmación ignora las múltiples críticas legítimas que ha recibido Israel, que son vistas por muchos no como antisemitismo, sino como una puntualización necesaria de políticas problemáticas.
Además, al equiparar cualquier crítica hacia Israel con antisemitismo, Netanyahu corre el riesgo de involucrar a los judíos de la diáspora en conflictos que podrían no representarles, perpetuando así los estereotipos antisemitas sobre lealtades duales.
Aprobada parte clave del plan de Netanyahu para reformar el sistema judicial de Israel
Los legisladores israelíes aprobaron el lunes una parte clave del plan del primer ministro Benjamin Netanyahu para remodelar el sistema judicial del país, a pesar de las masivas protestas que han expuesto grietas sin precedentes en la sociedad israelí.Esta estrategia también puede alienar a muchos judíos que no comparten su hardline approach.
La retórica de Netanyahu puede reflejar un líder que se siente respaldado por un creciente auge de líderes nacionalistas y populistas en todo el mundo, donde su enfoque dura ha sido validado en el escenario internacional.
Sin embargo, este sentimiento de confianza se encuentra enmarcado en realidades complejas y riesgosas.
Asimismo, el contexto interno juega un papel relevante.
Pocos imaginaban que Netanyahu superaría la crisis vivida el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas logró llevar a cabo una invasión sin precedentes, resultando en la muerte de aproximadamente 1200 personas y el secuestro de cerca de 250. Sin embargo, su coalición ha permanecido unida y Israel ha conseguido algunos éxitos en el campo de batalla, lo que podría haber reforzado su política de agresión y su narrativa de que el país está bajo asedio por fuerzas tanto externas como ciertas facciones internas que, según él, desestabilizan el orden.
Este enfrentamiento retórico no es sólo una batalla por la opinión pública, sino que también define el futuro de la política internacional en una era donde las líneas entre derecha e izquierda se vuelven más difusas y complicadas.