La localidad israelí de Kibbutz Hanita ha quedado devastada por los ataques de Hezbollah, convirtiéndose en un símbolo de la crisis en la frontera con Líbano.
Kibbutz Hanita, un kibbutz ubicado en el norte de Israel, ha sido testigo de una transformación desgarradora en los últimos meses.
Las escenas que se encuentran en el lugar evocan un sentimiento de desolación y abandono; los platos permanecen sobre la mesa de la cocina, y el frigorífico alberga algunos tarros en sus estantes.
La escalera que conduce al primer piso está cubierta de vidrios rotos, y lo que solía ser un dormitorio ahora se asemeja a un campo de batalla.
La puerta de cristal que daba acceso a esta habitación reposa en el centro de la estancia, mientras el polvo cubre cada rincón, recordando un hogar que una vez fue vibrante.
Sin embargo, arriba, en el cielo azul, no hay rastro del techo que solía proteger a sus habitantes.
Afortunadamente, la pareja de ancianos que habitaba esta casa había sido evacuada antes de que el kibbutz sufriera un impacto directo de un cohete lanzado por Hezbollah.
No obstante, su hijo, Erez, decidió quedarse atrás para proteger la comunidad desde que Hezbollah comenzó a lanzar misiles antitanque, cohetes y drones a diario en apoyo a Hamas.
Desde el 8 de octubre del año pasado, se han registrado más de 9000 ataques de este tipo.
"La mayoría de las familias con niños abandonaron el kibbutz el mismo día del ataque.
Una semana más tarde, todo el kibbutz fue evacuado", compartió Erez en una entrevista con el London Telegraph, manteniendo su apellido en el anonimato por razones de seguridad.
El que alguna vez fue un enclave lleno de vida en la frontera de Israel con Líbano, al igual que muchos otros kibbutzim y pueblos circundantes, ha sido transformado en un pueblo fantasma.
Este escenario de desolación refleja lo que parecen ser los objetivos del gobierno israelí, que buscan restaurar la tranquilidad en los pueblos al norte del país.
A medida que el conflicto persiste, el gabinete de seguridad del primer ministro israelí anunció esta semana que los objetivos de la guerra, inicialmente centrados en la eliminación de Hamas en Gaza, ahora se han ampliado para incluir el "regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares".
La historia de Kibbutz Hanita resuena con la de muchos otros asentamientos en la región que han sido igualmente afectados por la violencia en la frontera.
El kibbutz, fundado en 1949, ha pasado por múltiples olas de conflictos a lo largo de su historia, pero nunca había enfrentado una crisis tan devastadora como la que observa actualmente.
En tiempos de paz, estas comunidades florecían gracias a la agricultura y el trabajo cooperativo, pero la tensión política y los enfrentamientos armados han llevado a múltiples familias a abandonar sus hogares.
El impacto de los ataques no solo ha dejado cicatrices físicas en la infraestructura, sino que también ha marcado emocionalmente a los pocos residentes que aún permanecen, obligándolos a replantear su futuro en una zona tan peligrosa.
La incertidumbre reina en Kibbutz Hanita y en el entorno israelí, donde cada día se toman decisiones difíciles entre la vida cotidiana y la amenaza constante de la violencia.