El gobierno israelí enfrenta un creciente desprecio internacional por las bajas civiles y los ataques indiscriminados en sus operaciones contra Hezbollah y Hamas.
El gobierno de Israel ha sido objeto de un creciente cuestionamiento por sus reiteradas afirmaciones de que realiza bombardeos selectivos contra objetivos de Hamas y Hezbollah.
Sin embargo, la realidad de las operaciones militares sugiere que esta narrativa podría no estar soportando el peso de la credibilidad, especialmente ante las numerosas bajas civiles y los ataques a fuerzas de paz de la ONU. En los últimos días, los bombardeos israelíes han causado estragos en una carpa-hospital en el centro de Gaza, resultando en la muerte de al menos cuatro personas, así como heridos entre los miembros de la ONU en ataques registrados en el sur de Líbano.
Además, un ataque aéreo en un pueblo montañoso del norte de Líbano ha dejado al menos 22 muertos.
El daño colateral está llevando a una pérdida de paciencia por parte de la comunidad internacional, donde las peticiones de un alto el fuego se vuelven más frecuentes.
En una declaración significativa, los Estados Unidos han advertido a Israel que aumente la ayuda humanitaria permitida en Gaza en un plazo de 30 días, de lo contrario, podría arriesgarse a perder el acceso a la financiación militar.
En Aitou, un pueblo maronita en las laderas del Monte Líbano, los residentes han sido testigos de la devastación ocasionada por la guerra.
A pesar de estar lejos de los feudos de Hezbollah, cuya población es predominantemente chiita y ha sido objeto de intensos bombardeos, la historia reciente ha traído el conflicto a sus puertas.
Una familia que intentó huir de la violencia fue visitada por un representante de Hezbollah, quien llegó poco antes de que un bombardeo destruyera su hogar, cobrando casi todas las vidas en su interior.
Ihab Matar, un residente de Trípoli y miembro del parlamento libanés, expresó su opinión sobre el conflicto, afirmando que Hezbollah había cometido un “terrible error” al disparar cohetes hacia el norte de Israel el año pasado, cuestionando la relevancia de los conflictos bélicos para su comunidad.
Mientras tanto, Hezbollah continúa bombardeando objetivos israelíes como un acto de solidaridad hacia los palestinos afectados en Gaza.
Recientemente, en un ataque con drones cerca de Haifa, cuatro soldados israelíes perdieron la vida y 58 resultaron heridos, lo que ha llevado al grupo a prometer ataques más profundos dentro de Israel.
Ante esta situación, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha afirmado que su país “continuará golpeando a Hezbollah sin piedad en todas las partes del Líbano”. No obstante, parece que los Estados Unidos están cansados de la intransigencia de Netanyahu.
El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, hizo hincapié en que ciertas operaciones militares eran apropiadas, pero que estaban preocupados por la magnitud y la naturaleza de los bombardeos realizados en Beirut durante las semanas anteriores, y han dejado claro su descontento ante el gobierno israelí.
Históricamente, el apoyo financiero hacia Israel ha jugado un papel crucial en la política estadounidense; desde el inicio del conflicto en Gaza, el país ha destinado un récord de 25.3 mil millones de euros en ayuda militar.
La advertencia de EE.UU. sobre la retirada del acceso a la financiación de armamento podría ser un estimulo significativo para que Netanyahu reconsidere su estrategia actual.
Al persistir con su política de bombardeos 'selectivos', Israel podría estar exponiéndose a más errores que resulten en la muerte de inocentes.
En medio de un panorama tan volátil, la necesidad de reevaluar su enfoque es más urgente que nunca.