La Laguna Azul, uno de los principales atractivos turísticos de Islandia, ha cerrado temporalmente debido a una serie de terremotos que mantienen en alerta la región más poblada del país ante una posible erupción volcánica.

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La Laguna Azul, uno de los principales atractivos turísticos de Islandia, ha cerrado temporalmente debido a una serie de terremotos que mantienen en alerta la región más poblada del país ante una posible erupción volcánica.

Los huéspedes se apresuraron a abandonar los hoteles del balneario en las primeras horas del jueves, después de que un terremoto de magnitud 4,8 los despertara poco antes de la 1 de la madrugada, siendo el más fuerte en golpear la región desde el inicio de la reciente actividad sísmica el pasado 25 de octubre.

Bjarni Stefansson, un taxista local, describió una escena de confusión cuando llegó al Hotel Retreat, donde las rocas volcánicas habían caído sobre la carretera y el aparcamiento estaba lleno de 20 a 30 taxis.

"Hubo una situación de pánico", dijo Stefansson a The Associated Press.

"La gente pensaba que estaba a punto de producirse una erupción volcánica".

La zona alrededor del Monte Thorbjorn en la Península de Reykjanes ha sido sacudida por cientos de pequeños terremotos todos los días durante más de dos semanas debido a una acumulación de magma volcánico a unos 5 kilómetros bajo tierra.


Según la Oficina Meteorológica de Islandia, la tierra en la región ha subido 9 centímetros desde el 27 de octubre sin mostrar signos inminentes de erupción.

Los científicos están monitoreando de cerca la situación en busca de cualquier indicio de que la actividad sísmica se acerque a la superficie, lo que podría ser un indicio de que el magma está rompiendo la corteza terrestre, según indicó la Oficina Meteorológica.

"Por el momento, no hay indicios de que la actividad sísmica esté volviéndose más superficial", dijo la agencia en su sitio web.

"Sin embargo, la situación podría cambiar rápidamente y no es posible descartar un escenario que involucre una erupción de lava en el área al noroeste de Thorbjorn".

Islandia, que se encuentra sobre un punto caliente volcánico en el Atlántico Norte, tiene en promedio una erupción cada cuatro o cinco años.

La más disruptiva en tiempos recientes fue la erupción en 2010 del volcán Eyjafjallajokull, que arrojó enormes nubes de ceniza a la atmósfera y provocó el cierre generalizado del espacio aéreo sobre Europa.