Análisis de la estrategia de Irán en la región y el impacto de sus aliados en el conflicto con Israel.
La estrategia del ayatolá iraní desde el inicio de las hostilidades ha sido encender un "anillo de fuego" alrededor de Israel, buscando causar su destrucción.
Recientes comentarios del coronel retirado del ejército australiano, Mike Kelly, quien también ocupó un cargo como ministro de defensa, destacan que el ataque de Hamas a Israel el pasado 7 de octubre fue el catalizador que permitió que Irán iniciara este anillo de fuego.
Este anillo no es un solo frente.
Incluye varias facciones como Hamas y la Jihad Islámica Palestina en Gaza, Hezbollah en Líbano, los Houthis en Yemen y Kataib Hezbollah en Irak, entre otros.
Todos ellos están armados, financiados y dirigidos por Irán.
Por ejemplo, el fallecido líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en una ocasión afirmó: "El presupuesto de Hezbollah, todo lo que come y bebe, sus armas y cohetes, provienen de la República Islámica de Irán".
De manera similar, el comandante militar de Hamas, Yahya Sinwar, expresó en 2017 que las relaciones con Irán son excelentes y que este país es el mayor apoyo para las Brigadas Izz ad Din al Qassam en términos de recursos y armamento.
Esta red de influencia le permite a Irán actuar indirectamente, evitando el riesgo de represalias directas, al tiempo que utiliza a sus proxies en la región para llevar a cabo sus objetivos.
La estrategia iraní es astuta, ya que les permite mantener sus propias fuerzas a resguardo de un ataque israelí. Según el ex jefe del Mossad, Tamir Pardo, se ha creado una situación en la que Irán tiene una frontera con Israel, pero Israel no tiene una frontera directa con Irán, que se encuentra a más de 1600 kilómetros de distancia.
No obstante, la estrategia de Irán enfrenta cada vez más desafíos.
Israel ha infligido importantes daños a los exponentes del poder iraní en la región, debilitando el impacto de este anillo de fuego, lo que ha llevado a que Irán se sienta obligado a involucrarse directamente en el conflicto.
En respuesta a la creciente presión, Irán ha comenzado a hacer movimientos más arriesgados y a involucrarse en operaciones militares que antes delegaba a sus aliados.
Esto ha provocado un cambio significativo en la dinámica de poder en la región, y el conflicto que parecía estar contenido en ciertos límites, ahora se ha reavivado con una intensidad renovada.
Las pérdidas y enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y los proxies iraníes han aumentado, llevando a un ciclo de represalias cada vez más peligroso.
Además, la situación actual recuerda a otros conflictos históricos en los que Irán ha intervenido a través de grupos aliados, como en el caso de la Guerra en Siria.
Con cada enfrentamiento, el paisaje político y militar del Medio Oriente se torna más complicado, y el futuro de las relaciones en la región queda cada vez más en el aire.