El Presidente de Irán, Ebrahim Raisi, ha generado polémica tras accidente de helicóptero en terreno montañoso.
En un suceso que ha sacudido Irán, el helicóptero en el que viajaba el Presidente Ebrahim Raisi se estrelló en una zona de terreno montañoso el pasado domingo.
Raisi, quien lleva a cabo una dura represión moral en la nación islámica, se encontraba en ese momento supervisando las operaciones.
El Presidente, que también era candidato a convertirse en el próximo líder supremo de Irán, ha consolidado un fuerte control en cada rincón del país a través de sus leales seguidores del actual líder supremo, Ali Khamenei, de 85 años.
La postura inflexible de Raisi en política interna se ha evidenciado en diversas ocasiones, como cuando ordenó a las autoridades que incrementaran la aplicación de la ley del "hijab y la castidad" en Irán, que restringe la vestimenta y el comportamiento de las mujeres.
A raíz de estas medidas, se produjo la muerte en custodia de una joven iraní kurda, Mahsa Amini, tras ser arrestada por la policía moral por supuestamente violar dicha ley.
Irán impone nuevas medidas para forzar a las mujeres a usar el hiyab
Las autoridades iraníes anunciaron el domingo una nueva campaña para obligar a las mujeres a usar el hiyab islámico y la policía de moralidad regresó a las calles 10 meses después de la muerte de una mujer en su custodia que provocó protestas en todo el país.Los meses de protestas a nivel nacional que siguieron representaron uno de los mayores desafíos para los gobernantes islámicos de Irán desde la Revolución de 1979. Según grupos de derechos humanos, cientos de personas perdieron la vida, incluyendo decenas de agentes de seguridad que participaron en una feroz represión contra los manifestantes.
"Los actos de caos son inaceptables", insistió el presidente.
A pesar de su inexperiencia política, Raisi ha contado con un respaldo total para su postura nuclear y la represión de la seguridad por parte de su mentor, el firmemente antioccidental Khamenei.
Sin embargo, las amplias protestas contra el gobierno clerical y la incapacidad para mejorar la economía de Irán, afectada por las sanciones occidentales y la mala gestión, podrían haber mermado su popularidad en el país.