Diez grandes felinos, incluyendo un tigre y cuatro pumas, murieron tras contagiarse de gripe aviar en un santuario de Washington.

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En un suceso trágico, un santuario de vida salvaje en el estado de Washington ha reportado la muerte de veinte grandes felinos, entre ellos un tigre con ascendencia bengala y cuatro pumas, como resultado de una infección por gripe aviar.

Mark Mathews, el director y fundador del Wild Felid Advocacy Centre en Shelton, expresó que esta situación es sin precedentes, destacando que la mayoría de los felinos en su cuidado mueren generalmente de vejez, no por una enfermedad tan agresiva.

‘No hemos experimentado algo así; es un virus verdaderamente letal’, comentó Mathews.

La epidemia comenzó a manifestarse en noviembre entre la población de pumas, donde varios felinos presentaron síntomas similares a los de una neumonía.

En los días siguientes, otros animales también comenzaron a exhibir signos de enfermedad.

El 23 de noviembre, se produjo el primer fallecimiento de un puma, y en las semanas posteriores, la situación se complicó a medida que más gatos se enfermaron.

La última víctima fue un serval africano, que perdió la vida el 13 de diciembre.

Por el momento, solo quedan diecisiete gatos en el santuario.

Mathews indicó que hay un puma que se encuentra en condiciones críticas, aunque otros tres han logrado recuperarse del virus.

Para garantizar la seguridad de los restantes animales, el santuario ha sido puesto en cuarentena y permanecerá cerrado hasta nuevo aviso mientras se lleva a cabo una exhaustiva sanitización de los hábitats.


El director está trabajando en estrecha colaboración con funcionarios de salud animal para identificar el origen del virus.

Hasta ahora, ha sido complicado determinar cómo se introdujo en las instalaciones.

Ha surgido la hipótesis de que podría haber entrado a través de excrementos de aves silvestres o mediante la carne utilizada para alimentarlos, que podría haber estado contaminada.

Las muertes de estos felinos son un recordatorio de la vulnerabilidad de la vida salvaje frente a los patógenos, y la necesidad de vigilancia constante en los santuarios que albergan especies en peligro.

En el contexto histórico, la gripe aviar ha afectado a diversas poblaciones animales a lo largo de los años, siendo un problema recurrente desde que se reportaron los primeros brotes en aves domésticas en Asia a finales del siglo 20.

El impacto de este evento en el santuario es devastador, no solo por la pérdida de vidas, sino también por la repercusión que esto tendrá en la rehabilitación y protección de estos animales en el futuro.

Las mejores prácticas en el manejo de la vida salvaje, así como la investigación sobre enfermedades transmisibles, son más esenciales que nunca en la búsqueda de proteger a las especies de la amenaza de virus como este.