En Jerusalén, cuando los ataques aéreos israelíes comenzaron a golpear el barrio de Karama en la ciudad de Gaza el martes por la noche, el paramédico Amir Ahmed y su equipo de ambulancia corrieron por calles bordeadas de edificios destruidos hacia donde las columnas de humo negro se alzaban por encima de los techos.

Pero a medida que se acercaban, las explosiones continuaban implacablemente y no podían acercarse más, dijo.

Multitudes de personas desesperadas, algunas descalzas, corrían hacia ellos, huyendo de sus hogares recién destruidos.

El suelo temblaba con cada ataque de un avión de combate israelí.

"La gente lloraba por los niños que tuvieron que dejar atrás bajo los escombros", dijo Ahmed, de 32 años.

"Nos suplicaban que entráramos y sacáramos a sus hijos de los escombros, eso era todo lo que querían, que fueramos y sacáramos a sus hijos".

Israel lanzó una ola de ataques aéreos sobre Gaza después de que los pistoleros de Hamas, el grupo armado palestino que controla la Franja de Gaza, cruzaran la frontera el sábado, masacraran a soldados y civiles israelíes en sus hogares y dispararan miles de cohetes hacia ciudades y pueblos israelíes.

Los funcionarios israelíes han defendido los ataques aéreos, una intensa bombardeo que ha golpeado hospitales, escuelas y mezquitas, diciendo que Hamas utiliza edificios civiles con fines militares.

Pero los ataques no han dejado a nadie a salvo, y para los trabajadores de emergencia de la Media Luna Roja Palestina, Gaza se ha convertido en una 'pesadilla', dijo Ahmed.

Los rescatistas, los trabajadores de emergencia y los médicos están luchando por llegar y rescatar a las personas enterradas bajo los escombros de los ataques aéreos israelíes, con la electricidad cortada, las reservas de combustible a punto de agotarse y los ataques desde el aire hacen que moverse sea peligroso.

Cuando llegan a muchos de los edificios destruidos, dijo Ahmed, solo encuentran cadáveres.

"A veces no sacamos a nadie con vida", dijo.

"Los sacamos a todos muertos".