La llegada de miles de diplomáticos, periodistas y personal de seguridad a la cumbre del G20 en Nueva Delhi no ha generado beneficios económicos evidentes para la capital india. Las calles habitualmente bulliciosas están desiertas y los hoteles de lujo, totalmente reservados, están cobrando tarifas premium. Además, las restricciones de acceso a la zona del evento han convertido a Nueva Delhi en una ciudad en silencio, recordando los días de confinamiento por el COVID-19.
Mientras Anthony Albanese denunciaba la guerra de Rusia en Ucrania durante su discurso de apertura en la cumbre del G20 el sábado, Sukhchain Singh, un taxista de Nueva Delhi, buscaba ansiosamente a alguien, cualquier persona, para llevar en su taxi.
La llegada de miles de diplomáticos, periodistas y personal de seguridad para uno de los mayores eventos del calendario diplomático mundial podría parecer una bendición para una ciudad anfitriona, pero en el caso de la capital india, no se vislumbran beneficios económicos, a excepción de los hoteles de lujo completamente reservados que cobran tarifas premium.
Las calles normalmente bulliciosas de Delhi están en silencio mientras el G20 comienza.
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Nueva Delhi ha entrado en un feriado público de tres días durante la cumbre, y los habitantes que viven fuera del centro de la ciudad tienen prohibido ingresar a la zona, a menos que tengan un pase especial.
Las restricciones abarcan un radio de 25 kilómetros en el corazón de Delhi, una metrópoli de 30 millones de personas.
La zona normalmente vibrante está casi completamente desierta, y la atmósfera de fortaleza trae recuerdos de los confinamientos por COVID-19. Los cafés, las tiendas de artesanía y los lugares de biryani que normalmente estarían llenos de visitantes están cerrados.
Las calles están en gran parte vacías, excepto por la presencia de la policía armada, algunos transeúntes, perros callejeros y el ocasional mono.
El silencio sería extraño en cualquier país, pero en India, que extrae su energía de su cacofonía de olores, bocinas y personas, es francamente extraño.
La policía de Delhi afirma que las restricciones son necesarias para evitar protestas repentinas de grupos minoritarios.
Más de 50.000 policías están de guardia, incluyendo agentes de paisano en los hoteles para evitar dar la impresión de una alta seguridad.
Carteles y vallas publicitarias promocionando la cumbre están en todas partes, muchos de ellos con la cara del Primer Ministro indio, Narendra Modi, y el lema del evento: 'Un Planeta, Una Familia, Un Futuro'.
Modi ha enfatizado incansablemente la importancia de la cumbre para la reputación de India como una superpotencia emergente, diciéndole a los indios el mes pasado: “Necesitamos mostrar al mundo que Delhi puede asumir esta responsabilidad sin problemas.”
La cumbre del G20 en Nueva Delhi ha dejado las calles desiertas y ha generado altas tarifas hoteleras, mientras India busca mostrar su capacidad para ser un líder global en una situación sin precedentes.
Aunque la falta de flujo económico en la ciudad es notoria, el evento ha colocado a India en el mapa mundial como un país capaz de albergar cumbres internacionales y gestionar situaciones de seguridad de manera efectiva.