Una expedición de National Geographic encuentra posibles restos del montañero A.C. Irvine, que desapareció en 1924 durante su intento de escalar el Everest.

Un grupo de escaladores ha anunciado el posible hallazgo de los restos parciales de un montañero británico que podría haber sido uno de los primeros en conquistar el Monte Everest, en una expedición organizada por National Geographic.

Este descubrimiento se produce justo antes del lanzamiento de un documental que explorará la historia de esos valientes pioneros.

La noticia se hizo pública el viernes, y los expedicionarios han encontrado un pie en una media bordada con las iniciales "AC Irvine” y una bota que podría pertenecer a Andrew "Sandy" Irvine, quien desapareció a la edad de 22 años junto a su compañero de escalada, el legendario George Mallory, cerca de la cima del Everest el 8 de junio de 1924.

Mallory e Irvine eran dos de los primeros alpinistas que aspiraban a ser los primeros en alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo.

Se les vio por última vez a unos 245 metros de la cima, y su destino ha sido objeto de especulación tanto entre escaladores como historiadores.

Algunos creen que pudieron haber alcanzado la cumbre antes de desaparecer en su descenso.

En una carta a su esposa Ruth, Mallory expresó su preocupación por el viaje, aunque fue honesto al decir que sus posibilidades de alcanzar la cima eran "50 contra 1".

Desde su desaparición, Mallory ha tenido un curioso papel en la historia del montañismo.

Su cuerpo fue descubierto en 1999, pero no hubo evidencia que pueda confirmar que él y Irvine lograron llegar a la cima.

Sin embargo, el reciente hallazgo de los restos de Irvine podría ayudar a localizar una cámara Kodak Vest Pocket que se le había prestado a la pareja por Howard Somervell, un miembro de la expedición.

Para los entusiastas de la escalada, esta cámara es un equivalente del Santo Grial: la posibilidad de obtener una prueba fotográfica de que ambos escaladores alcanzaron la cima, casi tres décadas antes de que el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay lo hicieran el 29 de mayo de 1953.

Los restos fueron encontrados en la cara norte de la montaña, específicamente en el Glaciar Central Rongbuk, a menor altitud que donde se hallaron los restos de Mallory.

El miembro del equipo de escalada y explorador de National Geographic, Jimmy Chin, comentó: “Este fue un momento monumental y emocional para nosotros y todo nuestro equipo en el terreno.

Solo esperamos que esto pueda brindar finalmente tranquilidad a sus familiares y al mundo del montañismo en general”.

Este hallazgo podría abrir un nuevo capítulo en la historia de la conquista del Everest, un montañés que ha desafiado a generaciones de alpinistas.

La fascinación por el Everest ha crecido desde sus primeras expediciones, y cada nuevo descubrimiento tiende a reavivar el interés por los retos y sacrificios que implica escalar esta monumental montaña.

La búsqueda de la verdad sobre lo que les sucedió a Mallory e Irvine continúa siendo una de las principales intrigas del alpinismo, y el reciente hallazgo plantea esperanzas renovadas entre los investigadores y aficionados.