Tensión creciente en EE. UU. con la llegada de las elecciones, donde las afirmaciones de fraude electoral por parte de Trump generan temor de violencia.

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Philadelphia, Pensilvania: A medida que se acerca el día de la elección, la ansiedad y el temor aumentan en Estados Unidos ante la posibilidad de disturbios si Donald Trump no resulta ganador.

El ex presidente ha intensificado sus denuncias sobre un supuesto fraude electoral y ha comenzado a establecer el terreno para impugnar el resultado en caso de ser derrotado por la vicepresidenta Kamala Harris.

En el estado de Pensilvania, los seguidores de Trump corroboran su opinión de que la única manera en que podría perder sería si los demócratas llevaran a cabo un fraude.

"Si vuelven a hacer trampas en esta elección, 30 millones de personas como yo vamos a hacer que este país se queme", expresó un veterano de marina a este medio.

Por su parte, las autoridades electorales en Georgia han tomado medidas adicionales y pasarán la noche electoral en una ubicación segura para supervisar el conteo.

Además, en Arizona, se ha implementado un entrenamiento de combate y simulacros de tiradores activos para los trabajadores de las mesas de votación.

Esta creciente preocupación se extiende a Wisconsin, donde una ciudadana manifestó que decidió votar anticipadamente porque temía la posible violencia el día de la elección.

"Este país está tan dividido en este momento, es absolutamente terrible", afirmó Tiffany Koehler, una republicana que ha decidido votar por Harris este año.

Las tensiones también han llevado a muchos a evitar discusiones sobre el proceso electoral hasta después de la elección, tratando de preservar amistades en medio de este clima hostil.


Con apenas un día restante en la campaña, la inquietud se palpa en el aire.

Tanto Trump como Harris han cruzado el país realizando mítines en un esfuerzo por movilizar a sus bases, en un escenario donde las encuestas reflejan una competencia sumamente reñida.

En un mitin en Lititz, Pensilvania, Trump aprovechó la ocasión para lanzar una extensa diatriba contra los encuestadores, los medios de comunicación y la integridad electoral.

Históricamente, las elecciones en Estados Unidos han estado marcadas por momentos de tensión y división.

Desde las elecciones presidenciales de 1860, que precedieron a la Guerra Civil, hasta el tumulto de la década de 1960 por los derechos civiles y la guerra de Vietnam, la democracia estadounidense ha enfrentado desafíos significativos.

Sin embargo, la insistencia de algunos grupos en el fraude electoral, en particular por parte de Trump y sus seguidores, ha exacerbado la polarización actual.

La inquietud en torno a los resultados de las elecciones de este año refleja una democracia fragmentada, donde las consecuencias podrían ir más allá de simples protestas.

Las imágenes de violencia y disturbios, si llegaran a ocurrir el día de la elección, podrían dejar una marca indeleble en la historia política del país.

Así, el futuro inmediato de la nación depende no solo de la votación, sino también de la capacidad de sus ciudadanos para aceptar el resultado, cualquiera que este sea.