Las mujeres de EE.UU. se preparan para marchar en apoyo a la elección de la primera presidenta del país y la restauración de derechos que han sido limitados.

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La situación actual en Estados Unidos es descrita por Rachel O’Leary Carmona, directora ejecutiva de la Women's March, como una de las más críticas en la historia reciente del país.

En un contexto donde los estadounidenses se preparan para ir a las urnas la próxima semana, Carmona advierte que "estamos ante una lucha por el alma de nuestro país". Este sentimiento se traduce en una fuerte motivación para participar en la última edición de la Women's March, que se llevará a cabo este sábado en Washington.

Las mujeres de todo el país se reunirán para colaborar en la elección de la primera presidenta estadounidense, aspirando a que esta pueda restaurar el derecho federal al aborto.

Este derecho, que fue sustraído hace dos años, se erige como uno de los temas fundamentales en los próximos comicios.

"La emoción entre la gente por respaldar a la vicepresidenta Kamala Harris es palpable", declara O’Leary Carmona.

Sin embargo, también existe un gran temor sobre un posible regreso del expresidente Donald Trump al poder.

"Si eso ocurre, será aún peor que la primera vez", añade, enfatizando la preocupación por las repercusiones que ello tendría sobre los derechos de las mujeres.

Texas es uno de los 21 estados que han impuesto restricciones severas al acceso al aborto desde que la Corte Suprema revocó el derecho constitucional al procedimiento.

Los médicos que realizan abortos en Texas enfrentan penas de prisión de por vida y multas que pueden llegar a los 93.000 euros.

Trump ha emitido mensajes confusos respecto a sus intenciones en torno a los derechos de aborto si fuera elegido nuevamente.

Por un lado, se jacta de haber nombrado jueces de la Corte Suprema que contribuyeron a anular Roe v.

Wade, mientras que por otro lado, afirma que no firmaría una prohibición nacional del aborto y asegura que su administración sería "genial" para los derechos reproductivos de las mujeres.


Sin embargo, médicos y activistas de distintas partes del país, desde Georgia hasta California, muestran escepticismo ante la sinceridad de Trump.

La doctora Meg Autry había estado recaudando fondos para equipar un barco donde médicos podrían realizar abortos quirúrgicos en aguas de estados del sur donde las prohibiciones son más estrictas, pero ha decidido postergar esos planes hasta después de las elecciones.

“Si Trump gana, no nos sentiríamos seguros para continuar, ya que necesitaríamos apoyo federal”, comenta Autry.

Harris ha hecho de la restauración de los derechos reproductivos un pilar central de su campaña, siendo la primera candidata presidencial en visitar una clínica de aborto.

Las organizaciones a favor de los derechos reproductivos están movilizándose en apoyo a la nominada demócrata, destinando recursos a publicidad digital, carteles, llamadas telefónicas y visitas a puerta a puerta.

Planned Parenthood Votes, el comité de acción política del mayor proveedor de atención reproductiva en EE.UU., ha invertido cerca de 36 millones de euros para alentar a los votantes a respaldar a Harris.

“Estamos conscientes de que Donald Trump y J.D. Vance representan la mayor amenaza para la libertad reproductiva que hemos enfrentado en varias generaciones”, afirma la portavoz de Planned Parenthood, Ianthe Metzger.

“Todo por lo que hemos luchado estará en peligro si no nos unimos para votar”.

La Women's March se presenta como una oportunidad crucial para que las mujeres de todas partes se unan en defensa de sus derechos, en un momento en que la política estadounidense se enfrenta a decisiones que afectarán el futuro inmediato de sus libertades fundamentales.