Un nuevo método para extraer corazones de donantes de órganos ha generado un debate sobre la línea borrosa entre la vida y la muerte.
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Nueva York: Un nuevo método para extraer corazones de donantes de órganos ha generado un debate sobre la línea borrosa entre la vida y la muerte.
En el centro del debate está si existe alguna posibilidad de que los donantes aún puedan experimentar algo de conciencia o dolor mientras se extraen sus órganos.
La mayoría de las donaciones de corazón provienen actualmente de una pequeña categoría de muertes: donantes a quienes se les ha declarado muerte cerebral, a menudo después de un incidente traumático como un accidente automovilístico, pero quienes permanecen con soporte vital: su corazón late y su sangre circula llevando oxígeno a sus órganos, hasta que un equipo de trasplantes recupera sus órganos.
Brianne y Colin, hijos del bombero Billy Moon, escuchan por primera vez los latidos del corazón de su padre dentro del receptor de trasplante Richard Grehl en las oficinas de LiveOnNY en Nueva York a principios de este mes.
Crédito: AP
Según los cirujanos trasplantadores, la nueva técnica amplía significativamente el grupo potencial de corazones donados para pacientes que están en coma pero no están muertos cerebralmente y cuyas familias han retirado el soporte vital porque hay pocas posibilidades de recuperación.
Normalmente, después de que los corazones de estos pacientes dejen de latir, se les declararía muertos, pero sus corazones rara vez se recuperan debido a que a menudo están dañados por la depleción de oxígeno durante el proceso de muerte.
Los cirujanos han descubierto que devolver el flujo sanguíneo al corazón, después de que el donante haya sido declarado muerto, lo restaura en gran medida, lo que lo hace adecuado para el trasplante.
Si se adopta de manera más amplia, el método aumentará significativamente el número de corazones disponibles para el trasplante, salvando vidas.
Pero dos aspectos del procedimiento han dejado incómodos a algunos cirujanos y bioéticos.
Estudiantes de Medicina observan cómo se extraen el hígado y los riñones de un donante de órganos en Jackson, Tennessee, en junio.
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El primer problema se deriva de la forma en que tradicionalmente se ha definido la muerte: el corazón se ha detenido y la circulación de la sangre ha cesado irreversiblemente.
Debido a que el nuevo procedimiento implica reiniciar el flujo sanguíneo, los críticos dicen que invalida básicamente la declaración previa de muerte.
Pero eso puede ser un problema menor en comparación con un paso adicional que dan los cirujanos. Utilizan pinzas de metal para cortar el flujo sanguíneo desde el corazón revitalizado hacia la cabeza del donante, para limitar el flujo sanguíneo al cerebro y evitar la posibilidad de que se restaure cualquier actividad cerebral.
Algunos médicos y bioéticos dicen que esto es una admisión tácita de que el donante podría no estar legalmente muerto.