Donald Trump podría regresar a la Casa Blanca, convirtiéndose en el segundo presidente en lograrlo tras una derrota anterior, y enfrentar la historia como el primer presidente condenado en el cargo.

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En una sorprendente vuelta de los acontecimientos en el panorama político estadounidense, Donald Trump parece estar encaminado hacia una victoria significativa en su carrera por la presidencia, enfrentándose a Kamala Harris.

Si se materializa, este triunfo lo convertiría en el segundo individuo en la historia de Estados Unidos que logra regresar a la Casa Blanca tras haber sido derrotado anteriormente, un hito poco frecuente que destaca la inusitada naturaleza del sistema político estadounidense.

El triunfo de Trump tendría repercusiones que resonarían a nivel global, desde Europa hasta Australia, recordando la conmoción que causó en 2016 con su inesperada victoria sobre Hillary Clinton.

En esa ocasión, muchos analistas se sorprendieron por la capacidad de Trump para atraer votantes en regiones que tradicionalmente respaldaban a los demócratas, especialmente en los estados del medio oeste.

Además, Trump, quien ya ha tenido una carrera marcada por la controversia, se convertiría en el primer presidente condenado que asume el cargo, después de haber sido hallado culpable de 34 delitos graves en un juicio relacionado con pagos de silencio a la exestrella del cine para adultos Stormy Daniels.

Esta singularidad añade un matiz inesperado a su candidatura, despertando tanto admiración como censura entre la población.

Hasta el miércoles por la tarde, hora australiana, las fuentes informativas apuntaban a que Trump había asegurado varios estados clave, incluyendo Carolina del Norte y Georgia, mientras se mantenía en una posición dominante en otros estados cruciales como Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Nevada y Arizona.


Estos resultados preliminares han sido recibidos con euforia por sus seguidores en la región de Mar-a-Lago, Florida, donde Trump observó los resultados e hizo planes de dirigirse a sus simpatizantes.

Por otro lado, la campaña de Harris, co-presidida por Cedric Richmond, anunció que no haría apariciones para dirigirse a los votantes demócratas en Washington D.C. en la noche electoral, prefiriendo esperar hasta el día siguiente.

Las expectativas demócratas de una sólida actuación de Harris comenzaron a desvanecerse rápidamente a medida que los resultados de los votos anticipados mostraban a Trump liderando de manera significativa en su estado natal, Florida, y superando las expectativas en Virginia.

La base de apoyo de Trump continúa siendo fuerte, especialmente entre los votantes rurales de clase trabajadora blanca, un segmento que ha sido fundamental para su ascenso al poder en 2016 y que sigue consolidando su lealtad.

Históricamente, el regreso de un ex presidente a la Casa Blanca es un fenómeno poco común en la política estadounidense.

Solo Grover Cleveland logró este feat, regresando al poder en 1892 tras haber sido presidente entre 1885 y 1889. De darse el caso, la era Trump podría marcar un nuevo precedente en la historia política del país, lo que sin duda será objeto de análisis por generaciones futuras.