El ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido acusado por segunda vez en relación a sus intentos de subvertir la democracia y revertir los resultados de las elecciones de 2020. Esta acusación se suma a la previa en la que se le imputó por poner en riesgo la seguridad nacional al llevarse documentos clasificados de la Casa Blanca. El fiscal especial encargado del caso, Jack Smith, ha actuado con rapidez y determinación en estas investigaciones, demostrando su indiferencia ante las consecuencias políticas que puedan surgir. Expertos en derecho han expresado su preocupación debido a la celeridad de las acciones de Smith, aunque aprecian su enfoque de no dejar que la perfección sea enemiga de lo necesario.

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En el otoño pasado, un antiguo fiscal poco conocido, con barba y paso rápido, voló desapercibido a Washington desde La Haya después de ser convocado a una reunión secreta por el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland.

La entrevista de trabajo de Jack Smith seguiría siendo desconocida para todos excepto unos pocos funcionarios del departamento hasta horas antes de que fuera nombrado fiscal especial para supervisar dos investigaciones sobre el ex presidente Donald Trump a mediados de noviembre.

En los últimos meses de frenética actividad, el anonimato de Smith ha desaparecido.

Ahora ha acusado a Trump dos veces: en junio, por arriesgar secretos de seguridad nacional al llevarse documentos clasificados de la Casa Blanca, y el martes, en relación con sus amplios esfuerzos para subvertir la democracia y revertir unas elecciones en 2020 que claramente perdió.

Y ha llevado a cabo estas acciones con una rapidez, agresividad e indiferencia aparente a las consecuencias políticas colaterales impresionantes.

"Está avanzando a un ritmo muy rápido, sin dejar que lo perfecto sea enemigo de lo bueno", dijo Ryan Goodman, profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, antes de la publicación de la acusación en el caso de las elecciones.


Smith les dijo a los periodistas que el ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021 fue "alimentado por mentiras" -las mentiras de Trump-, durante breves comentarios después de que un jurado en Washington acusara al ex presidente de cuatro cargos.

Smith no es el primer fiscal especial en investigar a Trump.

Robert Mueller examinó los vínculos entre la campaña de Trump en 2016 y Rusia de 2017 a 2019. En su informe final, Mueller describió un esfuerzo frenético por parte de Trump para obstaculizar una investigación federal, pero finalmente citó una política del Departamento de Justicia para no tomar una determinación sobre si el presidente en funciones había cometido un delito.

Smith, en cambio, no tiene tales limitaciones dado que Trump ya no está en el cargo.

Pero mientras que Mueller tardó dos años en concluir sus investigaciones sobre Trump, Smith -quien se hizo cargo de investigaciones sobre Trump que llevaban varios meses- presentó su evaluación básica en dos investigaciones penales en poco más de ocho meses.