El ex presidente Trump regresó a su ciudad natal para un evento masivo previo a las elecciones, generando tanto fervor entre sus seguidores como críticas de opositores.

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Nueva York: Aunque ahora se le conoce como un "hombre de Florida", Donald Trump sigue siendo un producto de la ciudad de Nueva York.

El magnate de bienes raíces regresó una vez más a su ciudad natal, que ahora critica como sucia, peligrosa y "fracasada", para un mitin resonante en el Madison Square Garden, evento que ha sido comparado con protestas pro-nazis de 1939.

El evento, que reunió a una multitud de celebridades, desde el ex luchador Hulk Hogan hasta el multimillonario tecnológico Elon Musk y el presidente de UFC, Dana White, fue presentado por Trump como una celebración de su campaña, la cual se encuentra en un momento crítico, con encuestas que muestran un empate técnico.

Durante el mitin, Trump arremetió contra sus oponentes y buscó energizar a su base de apoyo a solo una semana de la elección.

Fuera del recinto, la atmósfera era caótica: calles cerradas, tráfico detenido, sirenas sonando y personas disfrazadas gritando en las aceras.

Este tipo de locura no es inusual en Nueva York, donde ser llamativo es casi una norma.

Sin embargo, el espectáculo se intensificó aún más frente al famoso estadio, ya que miles de partidarios de Trump intentaban acceder a un evento que, aunque gratuito, estaba completamente sobrevendido.

Según informaciones del New York Post, un medio de comunicación de Rupert Murdoch, alrededor de 2000 personas acamparon fuera del lugar la noche anterior.

Para las 10 de la mañana del domingo, hora local, otras 10,000 personas ya hacían fila, sin acceso a baños.


"Estamos usando bolsas y pequeños vasos para hacer nuestras necesidades", comentó un asistente al periódico.

A medida que avanzaba la tarde, cientos de personas continuaban con la esperanza de entrar, formando colas que se extendían por grandes bloques de Manhattan, solo para descubrir más tarde que estaban en la fila equivocada; muchos intentaban acceder a una entrada VIP y fueron rechazados.

En un contexto político cada vez más polarizado, Nueva York, típicamente liberal, no se quedó sin su dosis de oposición.

Un grupo de manifestantes se estableció en las escaleras de la estación Penn, sosteniendo pancartas con lemas como "No al fascismo", "Hombre de Florida, vete a casa" y "Mesías de pene de hongo". Esta escena refleja el creciente descontento hacia Trump que se siente en ciertas comunidades de la ciudad.

La historia de Trump con Nueva York es compleja.

Desde sus días de auge en los años 80, con la apertura de su primer hotel en la ciudad, hasta sus constantes críticas durante su presidencia, su relación con esta urbe es de constante tensión y polarización.

En un país cada vez más dividido políticamente, el regreso de Trump a sus raíces neoyorquinas no hace más que acentuar las pasiones de ambos lados del espectro político, evidenciando la profunda fractura que enfrenta Estados Unidos hoy en día.