Un análisis sobre cómo la democracia estadounidense podría enfrentarse a tensiones autoritarias en el contexto de la próxima elección presidencial.

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En el contexto de las elecciones presidenciales que se avecinan en Estados Unidos, el tema de la democracia y el autoritarismo ha cobrado especial relevancia.

¿Qué condiciones podrían transformar una democracia estable, como la de EE. UU., en un régimen autoritario? Esta inquietante pregunta ha sido objeto de análisis por parte del periodista ganador del Premio Pulitzer, David E. Sanger, quien comparte sus reflexiones sobre este delicado asunto.

Sanger, corresponsal de seguridad nacional para The New York Times, indica que la transición de una democracia a una autocracia suele comenzar con una intensificación del poder por parte del ejecutivo.

Este proceso puede incluir la manipulación del sistema electoral, algo que Trump ya ha insinuado con sus declaraciones sobre el fraude electoral en 2020. “La negación de elecciones es un signo clásico”, afirma Sanger.

Esto genera un clima de desconfianza en el sistema electoral y despierta temores sobre la posibilidad de futuras elecciones justas.

En este sentido, Sanger explica que uno de los pasos cruciales que un líder podría tomar es lograr la reelección y, tras este triunfo, intentar socavar el proceso electoral que lo llevó al poder.

Este aspecto resulta alarmante si se considera la postura de Trump, quien se niega a reconocer a Joe Biden como el legítimo ganador de las elecciones de 2020. Según Sanger, esto provoca que los ciudadanos teman que, de ser reelegido, Trump podría destruir el sistema que lo eligió.

Otra característica común de los regímenes autoritarios es la persecución de adversarios políticos.

Trump ha sido acusado de intentar desacreditar a la justicia y a quienes lo cuestionan, haciendo eco de prácticas que hemos visto en autocracias de todo el mundo.


Sanger recuerda cómo Trump ha calificado a los detenidos del 6 de enero como 'héroes', insinuando que, de volver al poder, podría indultarlos.

Sin embargo, la transformación de una democracia en una autocracia no ocurre de la noche a la mañana.

Históricamente, este proceso ha tenido lugar en varias naciones, donde líderes carismáticos han conseguido capitalizar la frustración popular, prometiendo soluciones rápidas a problemas complejos.

La retórica que utiliza es crucial en este proceso y puede desviar la atención de la falta de acciones concretas.

La declaración de Trump sobre ser ‘dictador por un día’ levantó inquietantes interrogantes sobre sus verdaderas intenciones y la posibilidad de que utilizara ese tiempo para desmantelar cualquier oposición institucional.

Los observadores políticos subrayan que es vital que los ciudadanos estadounidenses mantengan una vigilancia constante sobre sus líderes y el sistema democrático.

Estados Unidos ha sido, durante mucho tiempo, un faro de democracia y libertades, pero los eventos recientes nos recuerdan que incluso las democracias más sólidas pueden enfrentar desafíos notorios.

A medida que nos acercamos a la elección de 2024, el análisis de Sanger invita a una reflexión profunda sobre el futuro de la democracia en el país.

Los principios democráticos deben ser vigilados celosamente, o de lo contrario, el temor a un deslizamiento hacia el autoritarismo nunca estará lejos.