Hackers del gobierno chino intentaron acceder a dispositivos de figuras políticas en la carrera presidencial de EE.UU., incluyendo a Donald Trump y J.D. Vance.
Recientes informes han revelado que hackers asociados al gobierno chino intentaron infiltrarse en dispositivos móviles utilizados por el ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el senador J.D. Vance, así como otros colaboradores de sus respectivas campañas electorales.
Según informaron funcionarios familiarizados con la situación, el objetivo de estos ataques también se extendió a la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris.
Aunque no se han confirmado detalles sobre la efectividad de estos intentos de hackeo hacia los dispositivos de los candidatos republicanos, se cree que algunos teléfonos de miembros del personal han sido comprometidos, tal como fue reportado inicialmente por The New York Times.
Mientras tanto, el equipo de campaña de Trump y Vance fue alertado por el FBI acerca de estos ataques tras su detección por parte de Verizon, lo cual generó preocupaciones significativas en el ámbito de la ciberseguridad.
Ante la inminente amenaza, varios miembros del personal senior han recibido nuevos teléfonos en las últimas 24 horas y algunos han empezado a utilizar dispositivos encriptados para realizar incluso las llamadas más básicas.
Cabe destacar que los esfuerzos de los hackers no solo apuntaron a candidatos, sino también a algunos medios de comunicación y otros estadounidenses de renombre, lo que ha suscitado un amplio debate sobre la ciberseguridad electoral.
Un asesor cercano a Trump afirmó que “dejaron en claro que no éramos los únicos”.
Por otra parte, aunque la focalización en los candidatos actuales ha sido notable, los analistas han señalado que esta táctica no es inusual en el marco de las relaciones internacionales.
Las potencias mundiales, como China, suelen llevar a cabo espionaje sobre líderes y candidatos, y muchos funcionarios han enfatizado que estos ataques no se consideran interferencia electoral per se, sino más bien una práctica estándar.
A nivel gubernamental, un alto funcionario estadounidense, que pidió permanecer en el anonimato debido a la naturaleza sensible del asunto, declaró que "estamos en nivel 10, parpadeando en rojo sobre China en este momento". Este alarmante nivel de vigilancia refleja la creciente preocupación sobre las actividades cibernéticas de ese país y su impacto en la política interna de Estados Unidos.
El espionaje cibernético ha sido un tema recurrente en la historia reciente de las elecciones presidenciales estadounidenses, con incidencias destacadas como la filtración de correos electrónicos durante la campaña de Hillary Clinton en 2016, supuestamente orquestada por hackers rusos.
A medida que se acercan las elecciones de 2024, es probable que la ciberseguridad continúe ocupando un lugar central en la discusión política, especialmente en un clima tan polarizado como el actual.
La posibilidad de que figuras políticas de alto perfil sean blanco de ataques cibernéticos plantea interrogantes sobre la preparación y las medidas de seguridad necesarias para proteger la integridad de los procesos democráticos en Estados Unidos.
Las autoridades están trabajando arduamente para fortalecer las defensas cibernéticas y salvaguardar la información privada de los candidatos y sus equipos.