El reciente asesinato de un niño japonés en Shenzhen expone los riesgos del creciente nacionalismo promovido por el gobierno de Xi Jinping en medio de tensiones internacionales.
En un contexto de creciente nacionalismo impulsado por el gobierno de Xi Jinping, el reciente asesinato de un niño japonés en Shenzhen ha puesto de relieve los peligros asociados con esta estrategia.
El niño, de 10 años, fue apuñalado en las cercanías de su escuela japonesa, un suceso que ha dejado a muchos preguntándose sobre la implicación del nacionalismo en este ataque.
La policía de Shenzhen no hizo mención de la nacionalidad del niño en su declaración inicial, lo que añade un matiz a la situación.
El porta voz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, expresó su tristeza por el asesinato, calificándolo como un "caso aislado" durante una conferencia de prensa en Pekín.
Sin embargo, este evento ha puesto en la mira la retórica oficial de que la violencia contra extranjeros es un fenómeno poco común y no representa la postura del país.
En meses pasados, otros incidentes, como un ataque con cuchillo a una mujer japonesa y su hijo, y el apuñalamiento de cuatro profesores de una universidad estadounidense, también fueron desestimados por las autoridades como "incidentes aislados".
La fecha del suceso coincide con el Día Nacional de la Educación sobre la Defensa, que conmemora la invasión de Japón a China.
Este hecho histórico fue un punto de inflexión que marcó el inicio de un conflicto que todavía afecta las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Este tipo de conmemoraciones, acompañadas de niveles crecientes de hostilidad hacia Japón, exacerban las tensiones en un contexto donde la China actual se presenta como una potencia que busca reafirmar su posición internacional.
La estrategia del Partido Comunista Chino ha sido legitimada en los últimos años mediante la promoción de un discurso nacionalista que subraya la grandeza de China en el escenario mundial.
Sin embargo, esto ha llevado a un aumento de la hostilidad hacia los Estados Unidos y sus aliados, incluyendo Japón.
A medida que la economía china ha enfrentado una desaceleración, las autoridades se encuentran lidiando con la creciente marea de odio en línea, que ahora está comenzando a manifestarse en actos de violencia reales.
Florian Schneider, profesor de estudios sobre China moderna en la Universidad de Leiden, apunta que las autoridades chinas han normalizado el nacionalismo como la forma "correcta" de entender el mundo.
No obstante, lo que los ciudadanos hagan con esa comprensión está más allá del control de cualquier líder y puede tener consecuencias impredecibles.
En las redes sociales, la reacción de los ciudadanos ha sido contundente.
Muchos cuestionan quién es responsable de permitir que los comentarios de odio prosperen en línea.
Un usuario en Weibo preguntó: "¿Quién toleró los comentarios de odio en línea?", mientras que otro comentario popular decía: "La educación del odio ha tenido resultados notables".
Este trágico suceso no solo subraya la inquietante realidad de la violencia provocada por el nacionalismo, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre China y Japón, así como la manera en que el gobierno de Jinping maneja las tensiones que surgen en este complejo panorama geopolítico.