El fenómeno de la 'fuga de cerebros' se intensifica en China, con un auge en la emigración de millonarios hacia destinos preferidos como Estados Unidos y Canadá.

En los últimos años, un fenómeno notable ha ganado atención en la sociedad china, conocido como 'Runxue', que se traduce como 'ismo de la fuga' o 'el estudio de escapar'. Este término se refiere a la creciente tendencia de las personas, especialmente las más adineradas y conectadas, a abandonar China antes de que la situación política empeore.

Según un informe de Henley & Partners, una consultora británica especializada en inversiones migratorias, se estima que el año pasado, aproximadamente 12,500 personas con un patrimonio invertible superior a un millón de dólares (unos 925,000 euros) dejaron el país, cifra que se eleva aún más para este año, con proyecciones de que 15,200 millonarios se marchen en 2024.

Los destinos más populares para estos emigrantes incluyen Estados Unidos, Singapur y Canadá, aunque Japón ha comenzado a atraer a un número creciente de estos ciudadanos.

En años anteriores, Australia era la opción preferida, pero las leyes más estrictas sobre la inversión extranjera y un mayor escrutinio han disminuido su atractivo.

Un estudio realizado por la encuesta de consumidores de lujo Hurun, divulgado en marzo, reveló que un sorprendente 36 por ciento de los millonarios encuestados afirmaron que sus familiares estaban considerando emigrar, un incremento del 6 por ciento con respecto al año anterior.

Esta tendencia no se limita solo a la élite financiera; el deseo de escapar se ha extendido a toda la sociedad china, impulsado por el descontento generalizado hacia el régimen político, el mal desempeño económico y la apatía entre la juventud.

Desde la pandemia, la fuga de capital también ha sido alarmante.

Se estima que, en el tercer trimestre de 2022, alrededor de 738 mil millones de dólares (cercano a 680 mil millones de euros) abandonaron el país, lo que equivale a cerca de 8 mil millones de dólares diarios.

Esto representa un contratiempo significativo para la economía china, que se enfrenta a controles de capital diseñados para evitar esta situación.

Más allá de las estadísticas frías, hay un fenómeno sociocultural que acompaña a estas cifras: la idea de 'tirarse a la bartola' entre los jóvenes.

Durante la pandemia, muchos adoptaron una actitud de desistimiento, un movimiento social que se centra en hacer lo justo para sobrevivir sin esforzarse por más.

Esta desilusión ante la famosa ética de trabajo china pone de manifiesto una revalorización de los objetivos individuales frente a las expectativas impuestas por la sociedad.

Históricamente, China ha experimentado olas de emigración de cerebros, particularmente en momentos de crisis económica o política.

La Revolución Cultural de los años 60 es un claro ejemplo donde muchos intelectuales y profesionales se vieron forzados a abandonar el país.

Hoy, una nueva generación de millonarios busca refugio en el extranjero, tratando de escapar de un sistema que ya no les garantiza un futuro prometedor.

Con esto, la expectativa es que continúe esta migración de talento hacia países que ofrezcan mayores oportunidades y un entorno más estable.