Los efectos de un verano sin precedentes en Estados Unidos se sienten en todos los ámbitos, desde la salud pública hasta las facturas de electricidad.

Imagen relacionada de verano record eeuu calor extremo

El cierre del verano ha dejado a los estadounidenses hablando del calor abrumador que experimentaron a lo largo de los meses más cálidos del año.

Este verano, más de un centenar de ciudades en todo el país han soportado las temperaturas más elevadas jamás registradas, afectando tanto a la infraestructura como a la salud de la población.

Las condiciones extremas llevaron a que las carreteras se deformaran en estados como Wisconsin y Washington, mientras que en Nueva York, el Puente de la Tercera Avenida tuvo que abrirse para permitir el paso de embarcaciones, pero debido a la dilatación provocada por el calor, no pudo cerrarse nuevamente.

Estos incidentes son solo algunos ejemplos de cómo las altas temperaturas han impactado el día a día de los ciudadanos, obligando incluso a Amtrak a reportar retrasos en su servicio ferroviario.

Datos reveladores del Departamento de Salud de EE.UU. apuntan a que en agosto, se emitieron advertencias de salud por “calor extremo” para regiones con una población total de aproximadamente 57.7 millones de personas distribuidas en 30 estados.

En particular, la ciudad de Las Vegas alcanzó un récord de 48.9 grados Celsius, mientras que Palm Springs en California llegó a los 51.1 grados Celsius.

Un artículo de CNN describió este verano en EE.UU. como "un episodio mortal de calor para julio", y en medio de la creciente alarma, la Revista de la Asociación Médica Estadounidense publicó un estudio que mostró un aumento del 117 por ciento en las muertes relacionadas con el calor en el país desde 1999 hasta 2023. Solo el año pasado, se atribuyeron 2,325 muertes a las extremas condiciones climáticas.

Los efectos no se limitaron a las altas temperaturas, ya que se informó que aproximadamente el 70% de los estadounidenses que participaron en una encuesta reciente destacaron que el calor extremo había afectado sus facturas de electricidad de manera mínima o considerable.

Adicionalmente, un 40% de los encuestados mencionó que el calor influyó en su sueño, la actividad con sus mascotas o rutinas de ejercicio.

Por otro lado, la temporada de incendios forestales devastó parte de California, un recordatorio de que el clima extremo también trae desastres naturales.

La misma encuesta indica que para el 70% de los estadounidenses que han experimentado fenómenos climáticos extremos en los últimos cinco años, el cambio climático era considerado un factor relevante.

A pesar de la creciente preocupación pública por las olas de calor y el cambio climático, que alcanzó niveles récord en búsquedas en Google, el debate político parece estar estancado.

No se han visto acciones significativas que reflejen esta preocupante realidad y, hasta el momento, no hay respuestas concretas para enfrentar las consecuencias de un verano que, sin duda, quedará grabado en la memoria colectiva del país.

A medida que las temperaturas continúan elevándose, se plantea la necesidad urgente de un diálogo más activo sobre el clima y sus implicaciones en la vida cotidiana de los ciudadanos.