A partir del próximo mes, los estudiantes de Brasil no podrán utilizar sus teléfonos móviles en las escuelas, medida que fue aprobada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Esta decisión se enmarca en una tendencia global que busca limitar el uso de dispositivos electrónicos en entornos educativos.

A partir de febrero, la nueva legislación afectará a estudiantes de educación primaria y secundaria en todo el país. La ley establece un marco legal que permite el uso de dispositivos móviles solo en situaciones de emergencia, para fines educativos o en el caso de alumnos con discapacidades que requieran de su uso.

Durante una ceremonia cerrada en el Palacio de Palácio da Alvorada en Brasilia, Lula expresó: "No podemos permitir que el humanismo sea reemplazado por algoritmos." Agregó que la ley "reconoce el trabajo de todas las personas comprometidas con la educación, quienes buscan cuidar de los niños y jóvenes de Brasil."

El Ministro de Educación, Camilo Santana, explicó que cada vez más niños están expuestos a internet a una edad temprana, lo que dificulta a los padres monitorear sus actividades.

Según Santana, la restricción del uso de smartphones en las escuelas es un paso necesario para proteger a los menores.

La propuesta de ley recibió un apoyo inusual de diferentes sectores políticos, incluyendo tanto a los aliados del presidente Lula como a opositores, como el ex presidente Jair Bolsonaro.

Esta diversidad de apoyo refleja una creciente preocupación social sobre el impacto de la tecnología en jóvenes. En una encuesta realizada en octubre por Datafolha, se encontró que casi dos tercios de los encuestados estaban a favor de prohibir el uso de teléfonos móviles en las aulas.

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Además, más del 75% opinaron que estos dispositivos suelen causar más daño que beneficios a los niños.

Ricardo Martins Ramos, un padre de familia y propietario de un restaurante en Río de Janeiro, comentó: "[Restringir los teléfonos móviles] es difícil, pero necesario.

Sirven para investigar en el ámbito escolar, pero su uso social no es bueno. Los niños interactuarán más entre ellos."

La hija de 13 años de Ramos, Isabela, explicó que sus compañeros de clase tienen dificultades para concentrarse en las lecciones debido a sus teléfonos.

Aunque está de acuerdo con la medida, considera que no es suficiente para mejorar el entorno de aprendizaje para todos.

Históricamente, Brasil ha enfrentado desafíos en la implementación de leyes educativas efectivas. Este tipo de legislación refleja un cambio de enfoque hacia un aprendizaje más centrado en el estudiante y menos en la distracción tecnológica. La prohibición del uso de teléfonos móviles en las aulas no solo busca reforzar la disciplina, sino también fomentar un ambiente más propicio para el aprendizaje.

La incertidumbre sobre el efecto de esta prohibición en la dinámica escolar se mantiene, pero muchos consideran que es un paso en la dirección correcta para que los estudiantes puedan aprender sin las distracciones que los teléfonos inteligentes a menudo traen consigo.