La justicia brasileña sentencia a Jair Bolsonaro a más de 27 años de cárcel por su implicación en una trama golpista que buscaba derrocar el orden democrático tras las elecciones de 2022.

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La sentencia fue emitida con una votación de cuatro a uno, siendo el voto decisivo del presidente de la sala, Cristiano Zanin, quien en su momento fue abogado del actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

La decisión, que marca un hito en la #justicia brasileña, condena a #Bolsonaro a una pena de 27 años y 3 meses en régimen cerrado por cinco delitos graves.

Supuestamente, la condena refleja una acusación sólida basada en pruebas que demostrarían la intención de Bolsonaro y otros implicados de romper con el Estado de Derecho, intentando impedir la toma de posesión de Lula tras su victoria en las elecciones de 2022.

Además de Bolsonaro, otros siete individuos relacionados con la trama han sido considerados culpables y enfrentan diferentes penas, en función de su grado de participación en la organización criminal.

El juez Zanin afirmó en su voto que las evidencias permiten concluir que los acusados estaban organizados en una estructura jerárquica con un objetivo claro: mantenerse en el poder a toda costa, incluso mediante métodos criminales.

La organización, según la Fiscalía, supuestamente contaba con una estructura armada y coordinada, que buscaba impedir que las instituciones democráticas funcionaran normalmente.

La acusación también señala que Bolsonaro, en calidad de jefe de esta organización, supuestamente buscaba perpetuarse en el cargo, utilizando acciones que rozaban lo ilegal.

La trama empezó a gestarse en junio de 2021, aproximadamente un año antes de los comicios, cuando Lula comenzaba a consolidar su liderazgo en las encuestas.

La campaña de Bolsonaro supuestamente incluyó ataques constantes contra las instituciones electorales y el sistema democrático

La campaña de Bolsonaro supuestamente incluyó ataques constantes contra las instituciones electorales y el sistema democrático, con mensajes que alimentaban la desconfianza y la polarización en la población.

Tras la victoria de Lula en octubre de 2022, la tensión escaló, con protestas masivas, atentados frustrados por las fuerzas policiales y campamentos en las cercanías de los cuarteles, donde miles de seguidores de Bolsonaro exigían que el Ejército interviniera para evitar la investidura del nuevo presidente.

El 1 de enero de 2023, Lula asumió oficialmente la presidencia, pero la situación no se calmó. Apenas una semana después, en un acto que algunos califican como la culminación de una serie de acciones planificadas, miles de militantes ultraderechistas salieron de uno de los campamentos en Brasilia y atacaron con violencia las sedes del gobierno, incluyendo la Presidencia, el Parlamento y la Corte Suprema.

Estos hechos, presuntamente coordinados por Bolsonaro y sus allegados, fueron interpretados por la Fiscalía como un intento de golpe de Estado para instaurar una dictadura en Brasil.

Supuestamente, la acusación sostiene que Bolsonaro no solo incitó estas acciones, sino que también lideró de manera personal la trama, con la finalidad de evitar su salida del poder y desafiar la voluntad popular.

La investigación, que comenzó en junio de 2021 y se intensificó tras los hechos de enero de 2023, revela una compleja red de alianzas y acciones que, según los jueces, supuestamente amenazaron la estabilidad del país.

Por ahora, los jueces discutirán las penas exactas que se impondrán a Bolsonaro y a los otros implicados, con una posible condena que podría superar los 43 años de cárcel.

La sentencia marca un precedente importante en la historia reciente de Brasil, en un momento en que la justicia busca consolidar el Estado de Derecho y evitar que hechos similares vuelvan a poner en riesgo la democracia.