El tesorero australiano advierte sobre los posibles efectos de las políticas comerciales de Trump, pero asegura que el país está bien preparado.

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Jim Chalmers, el tesorero de Australia, ha expresado su preocupación por la posibilidad de que la economía del país se vea afectada por un conflicto comercial entre Estados Unidos y China, especialmente si el presidente electo Donald Trump cumple con su intención de imponer aranceles significativos a los productos que provienen del gigante asiático.

Sin embargo, Chalmers ha tratado de mitigar la inquietud sobre las potenciales consecuencias económicas de un segundo mandato de Trump, indicando que los modelos económicos elaborados por el Tesoro australiano sugieren que las políticas comerciales prometidas por el futuro presidente tendrían un impacto relativamente leve en la economía australiana en el corto plazo.

En un giro inesperado, el presidente electo anunció que Mike Pompeo, exsecretario de Estado y ferviente defensor del acuerdo de submarinos AUKUS, no ocupará un cargo en su nueva administración, lo que ha sido un duro golpe para los ministros del gobierno de Anthony Albanese que han intentado establecer relaciones con el próximo gobierno de EE. UU.

Durante una intervención programada para el lunes, Chalmers mencionará que Australia está "bien posicionada y bien preparada" para un posible triunfo de Trump en las elecciones.

"Como cualquier país responsable, Australia estaba lista para cualquiera de los resultados", comentará en un foro de la Asociación Internacional de Asuntos Australianos.

Para evaluar el impacto de distintos escenarios de políticas de comercio y aranceles en el período previo a las elecciones, Chalmers encargó al Tesoro una serie de análisis.


Esto incluye la promesa de Trump de aplicar un arancel general del 20% sobre todos los productos que ingresan a los EE. UU.

"El análisis del Tesoro demostró que deberíamos anticipar una leve disminución en nuestra producción y presiones adicionales sobre los precios, sobre todo en el corto plazo", indicará Chalmers.

"Sin embargo, características específicas de nuestra economía, como un tipo de cambio flexible y un banco central independiente, ayudarían a mitigar algunos de estos efectos adversos".

Históricamente, Australia ha mantenido un enfoque equilibrado en sus relaciones comerciales, actuando como un intermediario eficiente entre las principales economías mundiales.

Su economía, altamente dependiente del comercio, ha mostrado resiliencia a través de crisis pasadas, gracias a su capacidad para adaptarse a nuevas políticas y condiciones del mercado global.

Este nuevo desafío, impulsado por las decisiones de la administración Trump, podría marcar un nuevo capítulo en las relaciones económicas internacionales, donde Australia deberá navegar cuidadosamente entre sus propios intereses y las tensiones en el comercio global.

Con el trasfondo de este escenario, resulta fundamental observar cómo se desarrollarán los acontecimientos a medida que ambos países intenten encontrar un terreno común en un entorno económico tan volátil.