El reciente aumento del antisemitismo en Australia ha generado temor e inseguridad en la comunidad judía del país.

En el mundo actual, los valores de democracia y liberalismo que una vez parecían dominantes y en expansión, se han visto amenazados por un preocupante resurgimiento del antisemitismo.

Desde el 7 de octubre, la historia parece haber retrocedido a épocas primitivas, generando un clima de temor y inseguridad en la comunidad judía australiana.

El escenario vivido frente a la Ópera de Sydney el 9 de octubre, con una turba quemando banderas e insultando a los judíos, ha sido solo uno de los numerosos episodios de hostilidad que se han registrado.

Las provocaciones violentas de manifestantes pro-palestinos en los suburbios de Melbourne han agravado la sensación de vulnerabilidad entre los judíos, quienes ya evitaban mostrar en público símbolos como la kipá o la Estrella de David.

La demonización de Israel ha derivado rápidamente en un antisemitismo manifiesto, con acusaciones infundadas de manipulación y explotación por parte de la comunidad judía.

La filantropía judía, que históricamente ha contribuido al desarrollo de hospitales, teatros y galerías, ahora es interpretada como un acto de manipulación cínica.

It can’t get much worse than this, I thought, for Australia’s Jews.

Pero la realidad ha superado las peores expectativas, con incidentes como el ocurrido en la reunión del Consejo de la Ciudad de Melbourne el mes pasado, donde manifestantes profirieron insultos y amenazas contra los judíos presentes, quienes debieron ser escoltados por la policía para garantizar su seguridad.

En un contexto marcado por la polarización y el extremismo, es urgente visibilizar y condenar cualquier forma de antisemitismo y discrimnación.

La comunidad judía de Australia merece vivir con tranquilidad y sin miedo a ser señalada por su origen o creencias religiosas.