El fallo en los registradores de vuelo complica las investigaciones del accidente de Jeju Air que dejó 179 muertos.

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El reciente accidente del avión de Jeju Air, modelo Boeing 737-800, ha conmocionado a Corea del Sur y ha traído consigo numerosas preguntas sobre las circunstancias que llevaron a esta tragedia.

Durante una declaración emitida el pasado sábado, el Ministerio de Transporte de Corea del Sur informó que los grabadores de voz y datos del vuelo 7C2216 no registraron los últimos momentos del avión antes de que este realizara un aterrizaje de emergencia y colisionara con una estructura al final de la pista.

Este suceso se convierte en el desastre aéreo más letal de la historia del país, con 179 víctimas fatales de 181 pasajeros.

Los grabadores de vuelo, comúnmente conocidos como cajas negras, tienen la misión de registrar parámetros esenciales sobre el desempeño del avión, así como las voces y sonidos de la cabina, fundamentales para las investigaciones de accidentes.

Sin embargo, la revelación de que los dispositivos dejaron de grabar en los últimos minutos antes del impacto ha complicando significativamente el trabajo del equipo de investigación, compuesto por oficiales de Corea del Sur y Estados Unidos, quienes buscan averiguar qué causó el fallo de los registradores.

Según expertos en la materia, como Darren Straker, un ex responsable de unidades de investigación de accidentes aéreos en los Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong, la situación sugiere que los dispositivos no estaban recibiendo energía en esos momentos críticos.

Esto constituye un revés para la investigación que se lleva a cabo en un contexto ya de por sí complejo, ya que, tras el fallo en los grabadores, la obtención de pruebas de lo que ocurrió es más difícil.


El accidente ocurrió el 29 de diciembre, cuando el avión, que se dirigía desde Bangkok al Aeropuerto Internacional de Muan, intentó un aterrizaje de emergencia, pero se deslizó sobre su fuselaje, explosivo al chocar con una estructura de concreto.

Justo antes del incidente, la torre de control del aeropuerto había advertido al piloto sobre el riesgo de choque con aves, pero no se tiene claro qué sucedió en la cabina de mando.

El piloto realizó un procedimiento denominado 'go-around', que implica abortar un aterrizaje, pero no completó un giro completo y se le permitió aterrizar en la dirección opuesta de la pista.

Esto plantea interrogantes sobre por qué el tren de aterrizaje no se desplegó y por qué la tripulación no extendió los flaps y slats que podrían haber ayudado a reducir la velocidad del avión en su aproximación.

Las primeras imágenes de video sugieren que uno de los motores perdió potencia en vuelo aparentemente debido a un choque con aves, pero hasta el momento no se ha determinado si el otro motor también se apagó, ya sea por un accidente o por la misma razón.

Este tipo de incidentes subraya la importancia de realizar evaluaciones exhaustivas de la seguridad aérea y de la necesidad de protocolos claros para gestionar los riesgos que pueden surgir durante el vuelo.

A medida que la comunidad aérea observa con atención esta tragedia, se espera que los hallazgos de la investigación tengan repercusiones importantes en la normativa y las prácticas de seguridad en la aviación.