El equipo californiano logra su sexto título en la MLS Cup ante los New York Red Bulls, marcando un regreso triunfal tras años de dificultades.
El LA Galaxy se alzó con su sexto título de la MLS Cup tras vencer 2-1 a los New York Red Bulls en una emocionante final celebrada el pasado sábado en Carson, California.
Los goles que condujeron a este triunfo fueron obra de Joseph Paintsil y Dejan Joveljic, ambos anotando en la primera mitad del encuentro.
El Galaxy comenzó el partido de forma arrolladora, marcando dos goles en los primeros trece minutos.
A pesar de que el segundo tiempo se desarrolló sin goles, el equipo logró mantener su ventaja, lo que les permitió levantar el prestigioso trofeo de la liga por primera vez desde 2014. Este es un hito significativo para el equipo, que había pasado por un período de dificultad en la última década, incluso terminando en el puesto 26 de 29 equipos la temporada anterior.
Este año, sin embargo, el Galaxy revivió con un equipo renovado que finalizó en el segundo lugar de la Conferencia Oeste y que deslumbró en los playoffs, anotando un récord de 18 goles en cinco partidos.
El entrenador del Galaxy, Greg Vanney, expresó su orgullo por el equipo, señalando que han superado grandes desafíos para convertirse en leyendas del club.
Por otro lado, Sean Nealis logró descontar para los Red Bulls, quienes, a pesar de ser considerados el equipo de menor siembra en los playoffs, realizaron una destacada campaña, pero se quedaron a un paso de su primer título de MLS Cup.
Su entrenador, el alemán Sandro Schwarz, reflejó el sentimiento de sus jugadores que, a pesar de la decepción, ven esta experiencia como un impulso para el futuro.
Un detalle notable de esta final fue que el Galaxy logró este triunfo sin su jugador más destacado, Riqui Puig, quien sufrió una lesión en la rodilla en la semifinal de la Conferencia Oeste.
El joven mediocampista catalán fue objeto de atención durante el partido, y sus compañeros lo homenajeaban mostrando su camiseta durante las celebraciones.
Gaston Brugman, quien se desempeñó como pieza clave en el mediocampo del Galaxy, fue nombrado MVP de la final, destacando a pesar de haber sido un suplente en las rondas anteriores.
El arquero del Galaxy, John McCarthy, también tuvo una actuación destacada, logrando cuatro paradas en el encuentro.
A lo largo de la segunda mitad, ambos equipos continuaron luchando por el control, pero el marcador no se movió más.
La afición del Galaxy, que en la temporada pasada había estado vocalmente en contra del equipo por años de malos resultados, volvió a demostrar su apoyo masivo al llenarse el estadio con 26,812 espectadoras, esperanzados por un giro en la historia de su club.
Con este campeonato, el LA Galaxy reafirma su estatus como la franquicia más exitosa en la historia de la MLS, alargando su ventaja en títulos sobre el DC United, con cuatro.
Por otro lado, los New York Red Bulls se encuentran entre las tres franquicias originales que aún no consiguen conquistar este título, junto a FC Dallas y New England Revolution.
Este triunfo también es significativo para Greg Vanney, quien se convierte en el cuarto entrenador en ganar la MLS Cup con dos equipos distintos, tras haber vivido la derrota en tres finales como jugador del Galaxy y haber ganado con Toronto FC en 2017. Con este título, el Galaxy demuestra que ha renacido de sus cenizas y se perfila nuevamente como un contendiente en la liga.