La Premier League de Ucrania celebra su primera temporada completa con aficionados desde que comenzó la guerra. A pesar del peligro, los hinchas buscan momentos de calma.

En un contexto donde el peligro de ataques aéreos sigue latente, la emoción por asistir a un partido de #fútbol es palpable entre los hinchas ucranianos.
Con una capacidad de 16,000 asientos en el Estadio Valeriy Lobanovskyi de Kyiv, los precios de las entradas, que rondan los 10 euros, han volado rápidamente, y apenas 1,700 boletos están disponibles por partido.
A pesar de los riesgos de bombardeos, la afición está ansiosa por disfrutar de un momento de calma y unidad, alejado de las tensiones deportivas tradicionales entre los equipos rivales, y así lo demuestran los seguidores del Dynamo Kyiv, quienes han creado una atmósfera de camaradería incluso con los hinchas del Zorya Luhansk, un club que ha sufrido el desplazamiento a causa de la guerra.
En medio de este clima, Vitalii Kozubra decidió llevar a su hijo Makar de nueve años a un partido. "A pesar de que hay una guerra, esta es una experiencia que puede disfrutar la gente junta", expresó Kozubra. Para Makar, asistir a un juego en vivo representa una experiencia única que no se puede comparar con la televisión, y la emoción del espectáculo es un bálsamo para la comunidad afectada.
Los partidos se celebran en horario diurno por las frecuentes interrupciones de la electricidad y las dificultades logísticas que presenta el desplazamiento en un país en guerra.
Cuando las alarmas de ataque aéreo suenan, tanto jugadores como aficionados deben buscar refugio, y aunque este año Kyiv ha tenido suerte y no se han interrumpido los partidos por las alarmas en casa, los encuentros fuera de la ciudad han estado marcados por situaciones que pueden durar más de cuatro horas.
La historia del fútbol en #Ucrania remonta a su época soviética
La historia del fútbol en Ucrania remonta a su época soviética, cuando el país era una potencia futbolística capaz de producir grandes talentos.
Desde la independencia en 1991, el fútbol ha sido un motivo de orgullo nacional, atravesando crisis políticas y económicas, alcanzando incluso las instancias finales de competencias internacionales.
La cultura futbolística ha estado entrelazada con el sentimiento nacional y la lucha por la identidad en tiempos de adversidad.
Hoy en día, más del 80% de los aficionados del Dynamo están al servicio en el frente, luchando contra la invasión rusa, lo que ha forzado a los grupos de aficionados a dejar de lado sus rivalidades.
La solidaridad se ha vuelto crucial en un contexto de lucha común contra un enemigo compartido. Grupos de hinchas, que por años se opusieron entre sí, han trabajado juntos para apoyar a las tropas, demostrando que el fútbol es más que un simple deporte; es un símbolo de unidad y resistencia en tiempos difíciles.